Insta a los aspirantes presidenciales a suprimir las campañas de miedo

Señor director:

Soy mexicana, profesionista, madre de familia y otra vez mexicana, redundancia que hago no porque me envuelva en la bandera o cante el himno nacional, sino porque cuando pienso en mi país siento amor del bueno y del grande, hecho suficiente para redactar esta misiva.

Es ya una costumbre vivir preocupada por México y sobran los porqués, pero hoy levanto la voz porque el ambiente de hostilidad que reina en mi país es insostenible y ustedes pueden aliviarlo.

Sé que la guerra sucia no es autoría suya. Podríamos echarle la culpa a Maquia-velo o a la campaña de hace 12 años. Sé también que ustedes tienen estrategas con credenciales bañadas en oro que les aseguran que el ataque, el señalamiento y el desprestigio del oponente es la única nave que los llevará a ese lugar donde todo un país los llamará "Señor Presidente".

Yo no soy estratega ni siquiera tengo una formación política, pero sé de civilidad y de humanidad, lo cual es suficiente para testificar que esa no es la manera de participar en una contienda que merece todo el respeto porque se está jugando la vida de un país y de sus habitantes.

Al permitir que sus campañas se confeccionen de odio y miedo, la sociedad ha sacado lo peor de ella. Todos los días transitamos entre ofensas, infamias, agravios y hasta amenazas de muerte. Ustedes lo saben, son testigos y también cómplices.

¿A qué me refiero?

  1. A sus spots: gastan nuestro dinero en asustar, en lugar de compartir un sólido proyecto de nación.

  2. A sus debates y discursos: gastan más palabras en dañar al de enfrente que en proponer y explicarnos a detalle cómo van a levantar un país que se desmorona.

  3. A sus estrategias en redes sociales...

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