Iniciativa parlamentaria que reforma la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, así como diversos artículos de la Ley Minera, que establece la prohibición de actividades de minería metálica con uso de cianuro en sus procesos de producción y/o que implique la remoción de metales tóxicos en los procesos de excavación, así como la modificación al paisaje en áreas naturales protegidas., de 6 de Mayo de 2015

Que reforma la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, así como diversos artículos de la Ley Minera, presentada por el diputado Alberto Anaya Gutiérrez, del Grupo Parlamentario del PT, en la sesión de la Comisión Permanente del miércoles 6 de mayo de 2015

El suscrito, Alberto Anaya Gutiérrez, diputado del Partido del Trabajo en la LXII Legislatura del honorable Congreso de la Unión, con fundamento en los artículos 71, fracción II, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, así como del artículo 55, fracción II, del Reglamento para el Gobierno Interior del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos, somete a consideración de esta Comisión Permanente la siguiente iniciativa con proyecto de decreto que reforma y adiciona diversos artículos de la Ley General de Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, así como diversos artículos de la Ley Minera, al tenor de la siguiente Exposición de Motivos

La creación de territorios como zonas de protección de la naturaleza ha sido una costumbre de todas las civilizaciones que han habitado el mundo desde hace más de cuatro mil años. Los argumentos para justificar su creación giran en torno al cuidado, total o parcial, de flora, fauna, agua, servicios ambientales, culturales, religiosos o por el paisaje mismo.

El espíritu de crear áreas naturales protegidas es el de mantener sus procesos ecológicos y evitar cualquier tipo de alteración que modifique su estatus por la acción del hombre.

Egipcios, griegos, romanos, hindúes, incas, mayas y aztecas, crearon áreas naturales protegidas de diversos tamaños, acordes a su cosmovisión temporal y a las previsiones de agotamiento y, en el caso, extinción de los componentes de la naturaleza en su entorno.

El desarrollo de tecnologías para la producción, transporte y salud, han permitido el establecimiento de modelos de desarrollo en el que la sobreexplotación de los recursos naturales es la nota determinante para mantener ritmos de crecimiento económico insustentables y que ponen, a la larga, en riesgo la supervivencia humana.

Esta situación ha generado cualquier cantidad de estímulos y expresiones para reorganizar a la sociedad mundial en torno a la búsqueda de alternativas para el aprovechamiento sustentable de los recursos naturales.

Quizás, uno de los instrumentos de política ambiental que mayor aceptación y éxito ha tenido es la creación áreas naturales protegidas.

A finales del siglo XIX adquiere relevancia, en muchos países del mundo, la creación de territorios sujetos a protección especial, denominados parques nacionales. La preocupación por el cuidado de ciertos ecosistemas, ante la acción antropogénica de sobreexplotar la naturaleza, fue creciendo durante todo el siglo XX y mantiene su postura en el siglo actual.

El crecimiento de la población demanda de más tierras para ampliación y, en el caso, creación de asentamientos humanos, agricultura, ganadería e industria, demanda que se traduce en reducción del hábitat para la flora y la fauna, modificando los procesos ecológicos de la naturaleza y poniendo, cada vez, en riesgo la disponibilidad de agua tanto en cantidad como en calidad. Debemos recordar que el agua es el recurso que está escaseando cada vez más en la mayor parte del territorio nacional.

Por otra parte, los procesos generalizados de producción y de consumo están agotando los recursos naturales, no sólo por la sobreexplotación, sino que adicionalmente, al tener a la naturaleza como sumidero de desechos, enfrentamos el problema de contaminación de agua, suelo y aire, que reduce su disponibilidad y afecta la calidad de vida de la población.

Las áreas naturales protegidas son zonas de protección establecidas con el objeto de mantener la biodiversidad existente, los servicios ambientales y conservar, en extremo, el germoplasma de la flora y fauna del territorio, elegido precisamente por su valor intrínseco.

Entre los beneficios ecológicos que obsequian las áreas naturales protegidas destacan los siguientes: • Dan continuidad a los procesos evolutivos, mantienen la diversidad de especies y el patrimonio genético de la nación. • Son los hábitats para las especies de flora y fauna. • Protegen las cuencas hidrológicas. • Proporcionan la captación, transporte y saneamiento de aguas, tanto superficiales como subterráneas. • Proporcionan las condiciones ideales para la producción de agua y alimento así como para la generación de energía hidroeléctrica. • Protegen contra la erosión y la sedimentación. • Regulan el clima. • Regulan la...

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