La infamia contada a muchas voces

AutorJohn Gibler

JUAN SALGADO, ESTUDIANTE DE PRIMER AÑO. No llegaba ninguna autoridad para resguardar el lugar de los hechos. No llegaba la Policía Estatal, no llegaba nadie para resguardar el lugar. Estuvimos, pues, por nuestra cuenta, señalando los cartuchos de bala, ubicando dónde estaban. Les poníamos piedras, les poníamos un vaso o algo para que nadie las moviera, como evidencia. Algunos empezaron a tomar fotografías. Porque al ver que no llegaba nadie, dijimos "pues nosotros resguardamos el lugar aunque sea". Y al poco rato vimos que empezaron a llegar reporteros, también llegaron compañeros de apoyo de la Normal. Llegaron dos Ur-van. Desconozco bien cuántos compañeros eran, pero sí llegaron. -¿Qué les pasó, cómo están? -Estamos bien. -¿Y los demás? -A algunos se los llevaron -¿A cuántos se los llevaron? -Entre 15 o 17 se llevaron en las patrullas. -¿Pero ustedes están bien? -Sí, pero hay dos heridos. -¿Y los demás heridos? -Se los llevaron al hospital.

Y, bueno, ya estuvimos ahí, con reporte de 100 preguntas, las entrevistas, y en ese momento un compañero de tercer año nos dio un cigarro y dijo: "fúmense un cigarro aunque sea para calmar los nervios, porque sí están espantados". Y nos sentamos en una banqueta.

GERMÁN, 19, ESTUDIANTE DE PRIMER AÑO. Tardamos un rato ahí. Empezaron a tomar fotos, creo que llegó la prensa o algo así, no sé. Empezaron a tomar fotos de donde estaban los impactos, los casquillos, la sangre que había quedado del compa caído. Yo estaba hablando por teléfono con mi novia. Le decía que ya había pasado todo, que ya estaba más tranquilo, que ya se habían ido los policías. Y gracias a eso yo me alejé porque como estaban en bola ahí todos, yo dije, "no, pues voy a hablar por teléfono". Estaban como unos cinco conmigo, seis, estábamos cuidando el otro lado de la avenida a ver si veíamos algo. Estaba hablando con mi novia cuando escuché que empezaban a disparar de nuevo. No vi quiénes eran porque yo estaba retirado del lugar, estaba casi en la orilla, lejos de ellos. Yo escuché los disparos. No volteé a ver sino que empecé a correr, a correr. Le colgué a mi novia, porque lo escuchaba. Con nosotros iba una muchacha, una muchacha de otra organización. Ella conocía Iguala y nos hizo el favor, nos metió en una casa. Ahí estuvimos escondidos. Me marcó mi novia pero no le contestaba yo. Le mandé un mensaje de que no podía hablar porque estábamos escondidos, en silencio, para no hacer mucho ruido. Le escribí: "yo estoy bien, gracias a Dios, yo te marco, no te preocupes".

JORGE HERNÁNDEZ ESPINOSA, 20, ESTUDIANTE DE PRIMER AÑO. Estábamos parados en la esquina donde estaban los autobuses. Estaba platicando con mi compañero, ése al que le quitaron el rostro, y me empezó a platicar cómo había estado el problema, cómo se habían llevado a nuestros compañeros y todo eso. Él estaba muy desesperado, muy nervioso, asustado, la voz se le cortaba, así como que quería llorar pero a la vez, no sé, como que tenía miedo pues. Entonces yo le dije a él, recuerdo que yo le dije "a ti no te pasó nada", y él me dijo: "no porque para mi fortuna yo era uno de los que venía hasta atrás y me escondí nada más, y cuando tiraron balazos ellos, les tiraron al autobús", y él se tiró debajo de los asientos.

Entonces ahí de repente pasa una camioneta y nos tomaron unas fotos, sacaron flash.Yo le dije al Chilango "oye, ¿y ése, qué pedo?". No hicimos caso, seguimos platicando y al rato no sé, yo me asomé hacia el otro lado de la carretera y veo a tres hombres vestidos de negro, cubiertos, y ya cuando empezaron a disparar, yo lo que hice fue correr hacia abajo, hacia la parte de abajo, y...

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