La improvisación al poder

AutorLouisa Reynolds

CIUDAD DE GUATEMALA.- El 26 de octubre, a las 01.15 horas, el comediante Jimmy Morales subió a la tarima ubicada frente a la sede del partido FCN-Na-ción, donde sus simpatizantes -a quienes sus detractores han bautizado "jimmyliebers", en referencia a los "belie-bers", como se conoce a los fanáticos del cantante Justin Bieber-, lo esperaban con impaciencia.

Esta vez Morales -uno de los rostros más conocidos de la televisión guatemalteca como parte del dúo cómico Nito y Neto- no tomó el micrófono para contar chistes sino para expresar su agradecimiento a los 2.7 millones de votantes que lo llevaron a la Presidencia.

En la segunda vuelta electoral, el 25 de octubre, Morales obtuvo 67.44% de los votos frente a 32.56% de Sandra Torres, can-didata de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE).

Seis meses antes Morales ni siquiera figuraba en las encuestas; todo cambió el 16 de abril, cuando salió a la luz el Caso La Línea, un escándalo de corrupción de tal magnitud que provocó la caída del entonces presidente Otto Pérez Molina, quien se vio obligado a renunciar el 1 de septiembre y actualmente está en prisión preventiva acusado de cohecho pasivo, defraudación aduanera y asociación ilícita.

Poco después estalló otro escándalo de corrupción, que esta vez salpicaba a Edgar Barquín, vicepresidenciable del partido opositor Libertad Democrática Renovada, que encabezaba las encuestas. Ahora se le acusa de haberse involucrado en una red de lavado de dinero cuando fue presidente del Banco de Guatemala, a fin de lavar fondos del crimen organizado que fueron desviados a las campañas de varios partidos políticos.

Esta sucesión de escándalos desató una inusitada oleada de protestas en todo el país que exigían la renuncia de Pérez Molina y también expresaban el rechazo de la población hacia toda la clase política.

Morales, con el eslogan "ni corrupto ni ladrón", logró venderse como el outsi-Aer de la carrera electoral, transformando su falta de experiencia en una virtud y en la prueba de que él representaba un rompimiento con la política tradicional. "Soy un hombre común, como ustedes. No tengo superpoderes, pero sí un corazón inflamado que ama esta nación. Tengo un compromiso grande, ustedes tienen que exigirme para que yo sea honrado como siempre", dijo durante su primer discurso como presidente electo.

Evangélico, respaldado por un partido fundado por veteranos militares de extrema derecha, a favor de la pena de muerte y contra el matrimonio homosexual, Morales captó el voto "antisistema", pero en realidad es el baluarte de un statu quo militarista y conservador, argumenta el analista político Renzo Rosal.

"Cuando las movilizaciones ya no se...

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