La ilusión de la democracia

AutorClemente Valdés S.

Para empezar hay un hecho evidente que debemos reconocer: en la mayoría de los países en el mundo actual no existe la menor participación de la población en sus gobiernos, y a lo más a lo que llegan muchos sistemas que se presentan como democráticos es a la posibilidad de elegir a quienes serán los gobernantes, que en casi todas partes someten, roban y explotan a sus pueblos.

De las fantasías democráticas de los gobiernos

Lo primero que debemos distinguir para evitar trampas y confusiones es que el gobierno por el pueblo es algo bien diferente de las elecciones o las designaciones que haga ese pueblo de algunos empleados para que ocupen ciertos cargos. Y, naturalmente, si una comunidad política tiene un sistema democrático en el cual las decisiones fundamentales del gobierno se toman por la mayoría de los ciudadanos, en el momento en que esa mayoría acuerda transferir el poder de gobernar a una o a algunas personas electas por dicha mayoría, ese gobierno ha dejado de tener un sistema democrático. En este caso, puede decirse, es verdad, que el pueblo democráticamente ha renunciado a la democracia; es decir, que ha renunciado a tener un gobierno democrático y lo ha sustituido por el gobierno de un solo hombre o, lo que es más frecuente en nuestros tiempos, por un gobierno oligárquico manejado por los grandes empresarios, los líderes sindicales y los líderes religiosos; pero, obviamente, el gobierno de uno o de algunos hombres sobre el resto de la población de ninguna manera podemos decir que sigue siendo un gobierno democrático, aunque la población elija al individuo o a los individuos que van a gobernar.

Para centrar el tema podemos plantear un modelo elemental antes de entrar a la cuestión de si ese modelo es viable y de si es o no conveniente: una comunidad tiene un gobierno realmente democrático cuando en la toma de decisiones participan todos o la mayor parte de los adultos que viven en la comunidad. No se trata de que los hombres y las mujeres de esa comunidad participen o hayan participado en la elección de ciertos individuos que van a gobernar, sino de que todos esos hombres y esas mujeres ejerzan directamente el gobierno. La primera cosa que hay que precisar para evitar equivocaciones es que el gobierno de una comunidad por un individuo o por un pequeño grupo no es una forma de gobierno democrática, aunque esos individuos hayan sido escogidos por la mayoría de los habitantes que tienen la edad suficiente para atribuirles buen...

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