La Iglesia de Ratzinger, estancada

AutorCynthia Rodríguez

MILÁN, ITALIA.- Joseph Ratzinger es un hombre autoritario en extremo, conservador y contradictorio, y además carece del liderazgo que se requiere para realizar las grandes reformas que necesita la Iglesia católica, considera el vaticanista italiano Marco Politi.

Reconocido como uno de los mayores expertos en cuestiones vaticanas, Politi analiza la figura de Joseph Ratzinger en su libro más reciente: Crisis de un papado. Considera que aquél no debió convertirse en Papa debido a su personalidad, que incluso ahora, luego de casi siete años como jefe máximo de la Iglesia católica, sigue polarizando opiniones dentro y fuera del Vaticano. La jerarquía religiosa, dice, veía a Ratzinger como un pontífice de corta duración.

"La idea del papado de transición -detalla Politi- notaba en el ambiente desde el inicio porque se pensaba que iba a ser un papado breve. Una parte del Vaticano veía ese hecho con buenos ojos porque significaba un respiro para las fuerzas más conservadoras, luego de la política desplegada por Juan Pablo II que abarcaba lo mismo un mea culpa por los horrores desatados en la Iglesia por clérigos pe-dófilos que sus encuentros con los líderes comunistas (Mijail Gorbachov y Fidel Castro), su oposición a la guerra de Irak y haber sido el primer Papa que se reunió con los líderes de todas las religiones."

En entrevista con Proceso, Politi señala que la personalidad de Ratzinger es la causante de que su papado enfrente el mayor número de problemas en los últimos 100 años.

Explica: "En condiciones normales jamás hubiera obtenido los dos tercios de votos necesarios para ser electo; sin embargo, el 19 de abril de 2005, después de una elección que se cuenta entre las más rápidas del último siglo, el alemán se asomó sonriente en punto de las 18:45 por una ventana de la Logia de las Bendiciones. Así comenzaba el reino de Benedicto XVI".

Desde que en 1981 Ratzinger se hizo cargo de la Congregación de la Doctrina de la Fe, a los 54 años, no sólo se empeñó en la lucha contra el comunismo, sino que se dedicó a demoler la Teología de la Liberación, para lo cual marginó a los cardenales más progresistas y liberales. Así le ocurrió al brasileño Aloísio Lorschei-der, quien en esa época era considerado el "patrón" del colegio cardenalicio.

Durante muchos años, destaca Politi, el cardenal Ratzinger trabajó sistemáticamente en contra de los teólogos de la liberación, los obispos, las revistas, los centros de estudio, los organismos religiosos y todo aquello que se relacionara con esta corriente.

La aversión intelectual del prelado hacia cualquier cosa que oliera a marxismo se manifestó en el cónclave del 16 de octubre de 1978, cuando...

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