La competitividad internacional: reflexiones sobre las ventajas competitivas en los países industrializados y semiindustrializados

AutorAlenka Guzmán; Jaime Abortes
CargoProfesora e investigadora del Departamento de Economía de la Universidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa/Profesor e investigador del Departamento de Producción Económica de la Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco
Páginas63-82

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En el contexto de la crisis de la economía mundial, que se extiende más de una década, los recientes acontecimientos en Europa del Este, los cambios operados en el sistema económico de China, así como la significativa actividad exportadora de los países de reciente industrialización del sudeste asiático (Corea, Taiwan, Hong Kong y Singapur) han contribuido, entre otros factores, a modificar sensiblemente el escenario internacional. Los conflictos y en general las relaciones entre los países, no se ubicarán masen la dicotomía del bloque capitalista contra el bloque socialista. No solamente por el derrumbe del socialismo en la URSS y en Europa del Este, sino también porque el "siglo americano" ha llegado a su fin. En efecto, Lester Thurow1 haPage 64 señalado que con el declive productivo y comercial de la hegemonía americana surgen tres grandes regiones que compiten por los mercados internacionales: Europa Occidental, Japón y Norteamérica (Estados Unidos y Canadá).

Un nuevo paradigma explicativo de las relaciones internacionales está en gestación. La competencia entre los países asume distintas reglas del juego, aun en proceso de definición. Las explicaciones convencionales sobre la dinámica del comercio internacional han dejado de ser significativas y en la actualidad son conceptual mente incompletas.

Nuevas interrogantes se plantean para poder dilucidar la naturaleza de los factores determinantes del comercio mundial. Entre las más reiteradas en torno a esta problemática destacan las siguientes: ¿Qué explica el éxito o el fracaso de los distintos países en la competencia internacional? ¿Por qué se concentran las empresas exitosas en pocos países que no siempre se caracterizan por tener recursos naturales abundantes y mano de obra barata? ¿Por qué este tipo de empresas pueden crear y mantener sus ventajas competitivas mundiales? ¿Por qué un país concentra empresas líderes a nivel mundial en un determinado sector productivo? ¿En qué consiste fundamentalmente una nación competitiva? ¿Por qué las naciones pueden competir o no en sectores y actividades de vanguardia que entrañen una alta productividad?

Estas preguntas tan en boga entre los modernos diseñadores de la política económica y los círculos empresariales, pueden ser enunciadas en forma inversa para los países de la región latinoamericana: ¿Por qué, salvo excepciones, las empresas de esta región no han podido incursionar exitosamente en los mercados internacionales? ¿Por qué aquí escasean empresas con liderazgo mundial? ¿Por qué, en general, los países latinoamericanos no son economías competitivas?

No hay duda de la pertinencia de estas interrogantes. Su esclarecimiento conduce a una revisión del concepto de competitividad y de los elementos que la determinan tanto a nivel macroeconómico como microeconómico.

Este ensayo se divide en cuatro partes. En la primera se presentan brevemente las diferentes explicaciones de los factores determinantes de la competitividad, en el marco de la teoría tradicional de las ventajas comparativas. En la segunda parte se exponen algunos de los elementos principales que conforman la nueva teoría de las ventajas competitivas. En la tercera se presenta un conjunto de indicadores que ilustran la naturaleza de las ventajas competitivas, en regiones industrializadas y semiindustrializadas. La parte final se consagra a formular reflexiones finales del estudio así como las conclusiones más destacadas.

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La teoría tradicional de las ventajas comparativas

El desempeño de los países en el comercio internacional fue motivo de reflexión teórica para algunos economistas de los siglos XVIII y XIX. Los economistas clásicos contribuyeron decisivamente a la creación de la teoría del comercio internacional. Adam Smith introdujo el concepto de "ventaja absoluta", según el cual una nación exporta un producto determinado si es el productor de más bajo coste del mundo.2 Para David Ricardo, los diferenciales de productividad relativa de la mano de obra, generada esencialmente por las distintas fertilidades de la tierra, eran causa de la especialización del comercio exterior de una nación. Ello lo llevó a desarrollar el concepto de "ventaja comparativa"3

Durante la década de los años 30 de este siglo, Heckscher y Ohlin condujeron la discusión teórica de las ventajas comparativas hacia la diferencia de las dotaciones de los factores de la producción (capital, trabajo y tierra). En esta explicación las ventajas comparativas de los países radicaba en la abundancia de los factores básicos para la producción en ciertos sectores y en su uso intensivo. Esta teoría constituyó el pensamiento dominante del comercio internacional durante la posguerra4

Esta visión influyó en las explicaciones del desarrollo económico de los países y condicionó en gran medida sus políticas comerciales. En efecto, la intervención gubernamental fue reconocida como un factor que contribuía a modificar el desempeño del comercio exterior de las economías. Entre las acciones gubernamentales dirigidas a fortalecer las ventajas comparativas estaban las variaciones en los tipos de interés, las políticas de restricción salarial, el manejo del tipo de cambio y las medidas proteccionistas (subvenciones, desregulaciones, etc.).

La disputa de las naciones durante el siglo XIX y la primera parte del siglo XX, se centró en el control que las naciones ricas ejercían sobre las materias primas y la abundante mano de obra barata. Dicho control era condición necesaria para asegurar el desarrollo de los países en la competencia del comercio internacional. La expresión de esta concepción fue la política colonialista.

La gran crisis económica de finales de los años 20 y principios de los 30, en la que desembocaron casi todos los países industrializados, mostró los límites de esa forma de expansión económica internacional e inició la búsqueda de un nuevo esquema de relacionesPage 66 comerciales internacionales. En parte, la Segunda Guerra Mundial fue expresión militar de la incapacidad de las naciones para acceder, mediante el establecimiento de reglas claras, a las anteriores ventajas del éxito (recursos naturales y abundancia de mano de obra barata). Los bloques comerciales se transformaron en bloques militares.5

La amarga lección de la Segunda Guerra Mundial mostró la necesidad de liberalizar el comercio, bajo reglas aceptadas por los países industrializados. Los acuerdos de Bretton Woods, y después el Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT), marcaron el inicio de las reducciones arancelarias sobre la base de la no discriminación y la reciprocidad. La intención de estos acuerdos era formalizar las normas de intercambio comercial entre los países que condujeran a un trato igualitario, menos proteccionista, y así evitar la conformación de bloques comerciales. Estados Unidos lidereó este reordenamiento de desarrollo económico y comercial, de inspiración keynesiana.6 Asimismo, la acción gubernamental en la mayoría de países en vías de desarrollo también tuvo una fuerte influencia keynesiana.

La crisis de la economía mundial (reducción del crecimiento de la productividad industrial, choque petrolero, etc.) durante los años 70 derivó en prácticas proteccionistas en los países industrializados. Además, el papel del Estado keynesiano fue profundamente cuestionado, así como las prácticas laborales e instituciones que habían caracterizado las dos primeras décadas de la posguerra. En este contexto se registró una aceleración de los procesos de innovación tecnológica en varios sectores productivos de los países industrializados más importantes. Nuevos productos y procesos productivos emergieron modificando las tradicionales fuentes de ventaja competitivas de los países, así como la dinámica y naturaleza de la competencia internacional.

La competitividad y la fuente de ventajas comparativas

En la actualidad la competitividad es generalmente analizada desde dos ámbitos interreladonados: el macroeconómico (el de la nación) y el microeconómico (el de la empresa). En ambasPage 67 esferas la preocupación central es doble: primero, identificar qué factores pueden determinar una posición competitiva favorable y, segundo, establecer una estrategia que conduzca a ello.

Como se explicó en el apartado anterior, la competitividad de las naciones tiene varios enfoques explicativos. La mayor parte de ellos identifica la competitividad como un fenómeno macroeconómico, determinado por variables tales como las tasas de cambio, los tipos de interés y los déficits públicos. Otros argumentan que la competitividad es función de la mano de obra barata y abundante, así como de la existencia de recursos naturales en cantidades significativas. Finalmente, se identifica a la política gubernamental (la fijación de objetivos, la protección, la promoción de exportaciones y las subvenciones) como clave del buen desempeño en la economía mundial.

Estas explicaciones convencionales de la competitividad resultan insuficientes por sí mismas para esclarecer la situación competitiva de algún sector o sectores económicos. En efecto, si se contrasta cada una de las explicaciones anteriores con la evidencia empírica de los países, podrá constatarse que algunos países tenían recursos naturales limitados (o incluso carecían de ellos), mano de obra cara y aun así lograron posiciones competitivas favorables. En ese caso están Japón y Alemania, ambos con recursos naturales escasos y mano de obra relativamente cara.7 Asimismo, un grupo de países de reciente industrialización han roto también con la regla de algunas definiciones tradicionales de competitividad. En efecto, Corea, Taiwan, Singapur y Hong Kong lograron niveles significativos en sus exportaciones en algunos sectores de su...

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