Un hombre de Estado

AutorMiguel Carbonell

Aunque fue un importantísimo funcionario en administraciones priistas, tuvo la confianza y la amistad de prominentes miembros de los demás partidos. Fue un amigo cercano de Carlos Castillo Peraza y de Diego Fernández de Cevallos; en fechas recientes se acercó incluso a Cuauhtémoc Cárdenas, de quien estuvo distante por un tiempo.

Su honestidad probada y su inteligencia le abrieron muchas puertas, sobre todo a partir de una trayectoria pública cimentada por sus tareas dentro de la UNAM. De hecho, siempre mantuvo un vínculo estrecho con la Universidad, incluso en aquellos años difíciles en los que su quehacer político lo llevó fuera de su cubículo del Instituto de Investigaciones Jurídicas.

Y aun cuando estuvo al frente de la Procuraduría General de la República o de la Secretaría de Gobernación, siempre estuvo pendiente de su Universidad y de su Instituto. En esa época tan complicada, en la que tuvo que lidiar con enormes problemas, Carpizo se daba tiempo para seguir escribiendo y para visitar la UNAM cada vez que podía.

Tenía una gran fe en la educación y ejercía las tareas del pensamiento a fondo, con rigor. Su tarea intelectual fue tan relevante que varios de sus libros se han convertido en clásicos. Algunos se han traducido a varios idiomas y se han publicado en muchos países. En los años recientes acumuló varios doctorados honoris causa alrededor del mundo. Su muerte llegó en el momento en que iban a empezar los grandes reconocimientos a su trayectoria y justo cuando todavía le quedaba tanto por aportar.

La causa de los derechos humanos lo apasionaba desde hacía décadas. Eso lo llevó a crear la Defensoría de los Derechos Universitarios cuando ocupó la rectoría y, en 1990, la Presidencia de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, de la que fue fundador. Cuando volvió de tiempo completo al IIJ-UNAM, luego de su desempeño como embajador en Francia, tuvo la energía (y el talento) para defender la libertad reproductiva de las mujeres a través de sus conferencias y textos escritos. Estaba en contra de que se metiera a la cárcel a las mujeres por abortar y así lo dijo en numerosas ocasiones.

También fue un firme defensor del Estado laico; le preocupaba sobre todo, me lo dijo muchas veces, que la Iglesia católica intentara colonizar la educación pública y rompiera la tradición histórica de laicismo educativo que ha tenido México desde hace 150 años. Aunque tuvo enfren-tamientos muy fuertes con...

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