En Guerrero, la política sabe a sangre

AutorEzequiel Flores Contreras

Acapulco, GRO.- En dos semanas más los guerrerenses acudirán a las urnas para votar por gobernador, y lo harán en medio de un clima de inseguridad generalizada. En la entidad se vive por igual la creciente violencia de los grupos delincuenciales que la tensión provocada por los partidos políticos y la crisis que afecta la economía de este destino turístico.

Las ejecuciones, secuestros y desapariciones son una constante. A ello se suman las balaceras y extorsiones –conocidas como narcocuotas– que envuelven ya las principales ciudades del estado. Hoy, este puerto y la capital, Chilpancingo, parecen territorios sin ley, donde la población se encuentra sumida en el terror a causa de la indefensión.

De acuerdo con la Secretaría de Seguridad Pública estatal, durante 2010 se registraron más de 800 asesinatos vinculados al crimen organizado, la mayoría en esta ciudad. Y en los primeros 15 días de enero se documentaron más de 70 ejecuciones; el puerto vuelve al primer lugar en la estadística criminal.

Y en el ámbito de la política, la agresión de presuntos brigadistas del PRI, la noche del martes 11, a Guillermo Sánchez Nava, representante de la coalición Guerrero nos Une, conformada por el PRD, Convergencia y el PT, ante el Instituto Electoral del Estado de Guerrero (IEEG), concitó el repudio generalizado. Los agresores le provocaron un derrame cerebral, lo que crispó aún más el ambiente de las campañas, plagadas de agresiones verbales desde el principio.

El viernes 7, días antes del ataque a Sánchez Nava, el gobernador Zeferino Torreblanca Galindo anunció que solicitaría el apoyo de las fuerzas federales para que permanezcan en la entidad “antes, durante y después (de los comicios del domingo 30)”.

La respuesta del narco llegó de inmediato. Entre ese día y el domingo 9 fueron ejecutadas 30 personas. Sus cuerpos aparecieron en centros comerciales y zonas públicas del puerto; algunos fueron decapitados, otros aparecieron colgados en distintas zonas de la ciudad. Los autores dejaron mensajes supuestamente firmados por Joaquín El Chapo Guzmán.

Uno de los asesinados era el comandante de la Policía Ministerial, Emmanuel Radilla Hernández, encargado del área de recuperación de vehículos de la fiscalía local. Iba acompañado de su escolta cuando fue atacado frente al centro comercial Gran Plaza, sobre la avenida costera Miguel Alemán. Radilla había recibido presuntos narcomensajes en los que se le acusaba de tener nexos con uno de los cárteles de la droga...

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