La guerra de Francisco

AutorBernardo Barranco V.

Agregó: "Pidamos a San Miguel que nos ayude en esta guerra: Nunca debemos hablar mal uno del otro, nunca abrir los oídos a los chismorreos. Es necesario frenarlos... Les pido que no sólo defiendan las puertas, sino la puerta del corazón de quien trabaja en el Vaticano, donde la tentación entra exactamente, como en tantos otros sitios, con un talante definitivamente negativo".

En realidad Francisco ha mostrado, desde su entronización, no sólo distancia de la Curia, sino incompatibilidad con los bandos y luchas palaciegos. En repetidas ocasiones ha externado su desaprobación y no ha optado por ninguna corriente rijosa, al grado de que en estos primeros meses se le ve hasta distanciado del aparato tradicional del Papa. Así, ante los religiosos latinoamericanos, confirmó la existencia de un poderoso "lobby qay"; en Brasil se refirió a la "psicología de príncipes" de muchos actores, y en sus dos últimas entrevistas -tanto con la revista jesuíta fundada en 1850, Ciuilta Cattolica, como con el diario liberal de izquierda La Repubblica- señaló que la decisión de una profunda reforma en la Curia viene de un mandato de los cardenales que lo eligieron Papa. Ante el periodista italiano Scal-fari cuestionó el narcicismo de muchos altos representantes de la Iglesia y los "halagos y exaltaciones de sus cortesanos. La corte es la lepra del papado", dijo contundente.

En los pocos meses que lleva en el Vaticano, ha descubierto un gran defecto. Es la visión vaticano-céntrica que "ve y atiende los intereses del Vaticano, que son todavía, en gran parte, intereses temporales. Esta visión vaticano-céntrica se traslada al mundo que le rodea. No comparto esta visión y haré todo lo que pueda para cambiarla. La Iglesia es o debe volver a ser una comunidad del Pueblo de Dios y los presbíteros, los párrocos, los obispos que tienen a su cargo muchas almas, están al servicio del Pueblo de Dios". Es decir, Francisco ha emitido el diagnóstico de un Vaticano que se sirve de la Iglesia en lugar de servirla. Estos intereses clericales someten a las Iglesias e impulsos locales, además de que muchos altos funcionarios de la Curia se sirven de la estructura para satisfacer sus intereses temporales y de poder.

La reunión de tres días que tuvo el Papa Francisco con los cardenales subrayó la puesta en marcha de la reforma de la Curia y del Colegio Eclesiástico. La comisión de ocho cardenales (G-8), procedentes de diversos continentes, ha recogido numerosas propuestas de episcopados...

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