Grecia y la UE

AutorOlga Pellicer

Son muchos los elementos que han contribuido a la situación actual. Imposible hacer caso omiso de los desatinos griegos para conducir la administración pública. Una larga historia de clientelismo y cacicazgos políticos, con la consiguiente dificultad para modernizarse y realizar planeación y evaluación de largo plazo, ha sido parte de la historia contemporánea de ese país. Sin embargo, todo análisis serio lleva a la conclusión de que la responsabilidad principal corresponde a los errores de los programas de rescate que la Troika implemento desde que salieron a la luz los problemas de Grecia en 2010.

Durante cinco años, tales programas produjeron situaciones devastadoras en la realidad social de los griegos, al grado de que, en palabras de los actuales dirigentes, se puede hablar de una verdadera crisis humanitaria. En efecto, las condiciones que acompañaron los planes de rescate colocaron como objetivo central los pagos a los acreedores sin dar lugar a medidas de reanimación económica interna que hicieran contrapeso a la austeridad exigida.

Las consecuencias fueron el empobrecimiento de la población, el descontento social y, finalmente, la imposibilidad de cumplir con el pago de la deuda. Grecia se convirtió así en el primer país de la UE que no cumplió sus compromisos con el FMI. El referéndum convocado por el actual gobierno dio una victoria incontestable al "no" a las condiciones que han venido imponiendo los programas de rescate. Un acto de dignidad indudable, pero que no soluciona la urgente necesidad de poner en funcionamiento el sistema bancario del país perteneciente a la zona monetaria del euro que carece por lo pronto de esa divisa, a menos que un acuerdo con el Banco Central Europeo le permita obtenerla.

Para algunos sería posible que la UE siga su camino ignorando la tragedia de un país pequeño, incómodo bajo una dirigencia y un pueblo que cuestionan y denuncian los intereses puramente unilaterales que han guiado las políticas de la Troika. Es muy probable que así lo vean la mayoría de los votantes alemanes, franceses y polacos, por citar algunos. Lo cierto es que la salida de Grecia de la UE sería una herida profunda en los cimientos ideológicos y políticos sobre los cuales se edificó la ampliación hacia los países mediterráneos y, más tarde, hacia la Europa del Este de la original Comunidad Económica Europea, formada por Alemania, Bélgica, Holanda, Francia, Italia y Luxemburgo.

La ampliación se presentó en el discurso de la...

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