El gran corruptor y sus corrompidos

AutorJesusa Cervantes y Álvaro Delgado

Prófugo de la justicia de Estados Unidos, Juan José Rojas Cardona, El Zar de los Casinos, llegó a Monterrey en 1999 y pronto embaucó a empresarios estadunidenses para que invirtieran en los prime- ros casinos y luego defraudarlos. Con una fortuna en los bolsillos, construyó un andamiaje de relaciones políticas que del ámbito local pasaron al nacional. Llegó hasta la cúspide del poder: presuntamente aportó dinero para la campaña presidencial panista, y también para las de los aspirantes presidenciales del PRI y el PRD.

Un exoperador suyo, quien le resolvía parte de sus problemas empresariales, relata a Proceso que fue testigo de visitas realizadas por políticos a su entonces jefe, de la solicitud de dinero hecha por un individuo, José Serrano Montoya, para saldar “favores”, y de la forma en que trabaja El Zar de los Casinos .

Y aunque pidió que no se citara su nombre por seguridad personal y familiar, permitió que sus declaraciones fueran grabadas.

Confirma que a finales de los noventa Juan José Rojas Cardona fue sometido a proceso en Estados Unidos por el delito de fraude, pero violó su libertad condicional y huyó a México. Se estableció en Monterrey, capital del estado de Nuevo Léon, donde “empieza a hacer fraudecitos, como aquel de 57 mil dólares al tratar de cambiar un cheque en una casa de cambio”.

Ahí se hizo de varios casinos en la zona metropolitana.

Fue Manuel Galván quien lo puso en contacto con una persona de Las Vegas, Nevada, llamado Bart Massi, y comenzó a operar El Bingo de la Suerte, primer casino de tragamonedas en la capital regiomontana. El negocio fue cerrado en 2003.

A partir de entonces, según su excolaborador, Rojas Cardona convenció a dos estadunidenses –Joe Georgos y John Lee, quienes venían de Lousiana– para que invirtieran en la remodelación del hotel Granada Inn, en San Nicolás, y transformarlo en el primer gran casino de la zona, El Bellavista, que logró un éxito inusitado. Gente de Nuevo León, Coahuila y de Estados Unidos solía jugar en él.

“A Georgos y Lee los llevó a Monterrey una mujer de Lousiana. Lee le tomó afecto a Pepe . Lo quería como a un hijo, por lo que lo hizo gerente del Bellavista y le daba una pequeña participación”, sostiene el informante.

Agrega que en 2004, cuando la Secretaría de Gobernación clausuró el Bellavista, Rojas convenció a Lee –en contubernio con un sujeto de nombre Sergio Gil– para que revivieran el permiso que Gobernación había entregado en 1978 a un permisionario, denominado Petolof, quien tenía los derechos para operar el hipódromo de Nuevo Laredo.

Actualmente Petolof tiene a su cargo el casino Red, donde fue grabado Jonás Larrazabal, hermano de Fernando, alcalde de Monterrey, recibiendo dinero. Actual- mente Rojas y Gil están distanciados.

“ Pepe convence a mister Lee de poner el hipódromo a nombre de Carlos Ventura Rojas Cardona, hermano de Juan José, pues por ser extranjero mister Lee no podía figurar. Pero el zar se quedó con el hipódromo. Fue el primer robo que le hizo a mister Lee”, narra el entrevistado.

En el casino Bellavista, donde “cada una de las mil 200 máquinas daba a ganar a su propietario 300 dólares diarios”, Juan José empezó a sentir poder, detalla el declarante, y a desplegar sus habilidades como manipulador:

“Logra...

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