Gestión sustentable. Creando valor en el nuevo entorno global
| Autor | Juan Carlos Ospino Velázquez |
| Cargo | Consultor Sénior de la práctica de Consultoría de Deloitte en el área de Estrategia y Operaciones |
| Páginas | 32-35 |
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En estas fechas es difícil pasar un día sin escuchar noticias acerca del impacto del cambio climático, la crisis energética, la responsabilidad corporativa o la crisis alimentaria. Estos temas, lejos de ser una moda, representan una realidad que obliga a tomar acción en un mundo cada vez más globalizado.
Una serie de factores convergen para colocar el tema de la gestión sustentable en el reflector, no sólo para enfrentar los retos de un creciente marco regulatorio, mayores demandas de la sociedad por un crecimiento sustentable y el imperativo de obtener resultados financieros en línea con las expectativas de los accionistas, sino también para aprovechar oportunidades en nuevos mercados, innovación tecnológica y el acceso a capitales que buscan ser invertidos en empresas que respondan de manera favorable a su impacto social y ambiental.
La sustentabilidad ha adquirido un papel relevante en el plano internacional en los últimos años. La globalización ha obligado al mundo corporativo a atender asuntos que antes parecían estar lejos de su ámbito de influencia. Temas como los desastres naturales causados por el cambio climático, la deforestación de grandes extensiones de selva y bosques, el óptimo aprovechamiento de los recursos naturales, y la búsqueda de fuentes alternativas de energía, son ahora algunos de los temas que dominan las conversaciones en las salas de consejo.
Las nuevas tendencias en el ámbito regulatorio, de inversión, de mercado y en la sociedad en general apuntan hacia una importancia cada vez mayor de la respuesta corporativa a estos temas, los cuales han llevado a las empresas a adoptar una postura más verde. Esta nueva actitud no se contrapone a los principios de generar mayores ingresos y rentabilidad, por el contrario, presenta retos y oportunidades que deben ser enfrentados con innovación para fortalecer a las empresas.
En materia de regulación, ésta se ha cerrado en torno a los asuntos de sustentabilidad, incluso alcanzando acuerdos internacionales, como el Protocolo de Kyoto, que pretende reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero a niveles de 5% por debajo de los alcanzados en 1990. En México, la Ley General del Equilibrio Ecológico para la Protección al Ambiente (LEGEEPA) es el ordenamiento de carácter federal que regula el impacto ambiental. Durante 2007, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente realizó 847 auditorías ambientales en el marco de esta ley1.
De la misma forma, la legislación sobre transporte, químicos y construcción a nivel global es cada vez más restrictiva y el desarrollo de nuevas tecnologías se acelera para poder cumplir con la normatividad.
Por otro lado, los inversionistas solicitan también con mayor énfasis que las empresas reporten sus impactos ambiental y social. El Carbón Disclosure Project, una organización independiente que representa a inversio-Page 33nistas institucionales con más de 57 billones de dólares en su portafolio, se encarga de recopilar información de los riesgos y las oportunidades relacionados con las emisiones de gases de efecto invernadero de las compañías más grandes del orbe. En el presente año recopilaron información de alrededor de 3,000 empresas2.
Las empresas globales más importantes también llevan a cabo iniciativas de gestión sustentable de diversa índole, ya sea desarrollando sistemas que apoyen a la educación en comunidades rurales, productos de mayor eficiencia energética, servicios destinados a elevar la calidad de vida de los más desprotegidos o involucrándose en prácticas comerciales más justas para sus proveedores.
Tal es el caso del llamado comercio justo o Fair Trade, por medio del cual se busca disminuir la pobreza y mejorar las condiciones de vida de las comunidades en países en desarrollo, al cuidar los estándares ambientales en el lugar de origen y pagar un precio más justo por adherirse a estas normas. Este mecanismo se ha desarrollado principalmente para la producción de granos, frutas y flores, pero recientemente se ha extendido a otros productos.
Los grupos de interés siempre han puesto el dedo en la llaga en cuestión de sustentabilidad, pero ahora sus planteamientos se han extendido a la sociedad en general, quienes, en su papel de consumidores, exigen que los productos que compran sean fabricados con menor daño al medio ambiente y mayor respeto a las comunidades que los producen.
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