Gemelos implicados

AutorMarcela García Machuca

Fotos: Juan Antonio Sosa

El día que detuvieron a Mario García Treviño acusado por defraudación fiscal, Ricardo, su hermano gemelo y abogado, habló con su familia y les dijo: "Hijos, esto va a cambiar toda mi vida si no se resuelve".

Si no fuera inmoral, Ricardo hubiera tomado el lugar de su gemelo ese primer día cuando estuvieron solos en el Penal Estatal del Topo Chico.

Entre Mario y Ricardo ocurría algo que nunca hubo en los otros cinco hermanos de su unida familia.

Ellos dos habían respirado el mismo oxígeno en la misma bolsa adentro de su madre, y desde su nacimiento cargaban, gozaban y sufrían toda una vida de co-propiedad y co-espiritualidad: lo que le ocurría a uno le impactaba al otro.

Después de 57 años de vida entrelazada, el 2003 sería el que pondría a prueba la fuerza de todos su lazos.

El 11 de marzo pasado un comando de la Agencia Federal de Investigaciones de la PGR detuvo a Mario en su casa de Villa de Santiago. Primero pensó que lo estaban secuestrando, pero cuando le explicaron que era una acusación de la Procuraduría Fiscal Federal por su participación como contador externo en la Declaratoria de Adquisiciones que la empresa Mercados Regionales utilizó para cometer un fraude fiscal de 15 millones de pesos, se sintió aliviado: "Es un error, esto se va a aclarar".

Pero no va a ser tan fácil, le advirtió una de las agentes que lo custodiaba.

De los 54 días que duró el proceso, 20 inhábiles, una treintena de profesionales trabajó de 14 a 16 horas diarias en su defensa, y Ricardo, su gemelo, posiblemente hasta 24.

"¡Cómo se comprometió Ricardo a tenerlo fuera en el momento en que vio a Mario detenido! Como si se tratara de su propia libertad", dice Sergio, uno de los hermanos mayores.

El abogado dejó prácticamente todos los casos que tenía para resolver el de su gemelo, y conjuntó cinco equipos de abogados y contadores.

El caso era atípico y muy complejo.

El crimen

Esto le podría pasar a cualquier contador, reflexionaba Mario en su habitación del Hospital Universitario, donde se encontraba doblemente interno, postrado por una angina de pecho y custodiado por policías del Penal Estatal del Topo Chico.

En un abrir y cerrar de ojos, su sólida carrera como uno de los contadores más importantes de Monterrey era la más frágil del mundo.

En el año 2000 Mercados Regionales le pidió a Mario, el contador externo de la empresa, que le hiciera una Declaratoria de Adquisiciones para tramitar una devolución de Impuesto Especial sobre Producción y Servicios, IEPS.

Por ser una empresa que se dedica a la exportación de diversos productos, a los ojos del contador Mercados Regionales no era candidata para la devolución del IEPS, además la Declaratoria que les haría no era documento requerido en la Forma 32 de Hacienda para dicho reembolso.

Así que aunque el contador pensaba que no tenía caso, realizó la declaratoria como todos los documentos informativos que hace para muchas otras empresas, se la dio a su cliente, cobró sus honorarios y se olvidó del asunto.

Lo que...

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