Gaceta del Charro / La barca de oro

AutorGermán Dehesa

Mi experiencia como navegante es casi nula. De hecho, mi último recuerdo náutico es aterrador: una especie de lancha camaronera habilitada como "crucero" que daba tumbos por los mares del profundo sur; todo esto mientras los marineros pretendían convencernos de que tantas miserias, tan horrible comida, el bamboleo terrible y el clima de perros; todo esto, era lo ideal para disfrutar de un buen crucero. Esto pasó hace mucho, pero hay noches que todavía me despierto gritando cuando sueño que de nuevo estoy embarcado en el "Scorpio", buque chileno al servicio de todos aquellos que ya no esperan nada de la vida y del amor.

Los balsámicos años han pasado. Yo suponía que una de las consecuencias gratas de la experiencia más ingrata de mi vida, sería la de alejar para siempre la posibilidad de emprender viajes con niños, jóvenes y señoras con dramas conyugales, post-conyugales y premortuorios; todos, todos formábamos un apretado muégano azteca que se colocaba frente a las catacumbas de Roma y se dedicaba a desvirtuar la información que proporcionaba una señora que había sido novia de Mussolini. Todo esto tenía versión terrestre y versión marítima y el resultado era un horror similar. Esto me ahorro, me dije no sin sonreír, cuando vinieron las aguas altas y todo lo inundaron.

Lo que yo no imaginaba era que, andando el tiempo, el Bucles manifestara una intensa veta náutica en su alma. Todo ocurrió un domingo; yo estaba entretenido dando los últimos toques a mi colaboración periodística dominical; el Bucles dedicaba su ocio a navegar de aquí para allá en la computadora. Quiso el destino que el inquieto enanete en su electrónico escarceo diera con un "portal" dedicado a cruceros. Aquí le comenzó a ebullir su náutica sangre, pero cuando encontró lo de "cruceros al Caribe" su espíritu conoció el éxtasis. ¿Cómo la ves, papá, que nos fuéramos tú y yo al Caribe del 6 al 13 de enero?, ¿pero tú no tendrías ya que estar en clases?, pues sí, pero ya ves que al principio nunca pasa nada, prefiero esperarme a que la maestra ya haya calentado la máquina.

Lo demás no tuvo...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR