La Gaceta del Charro / De nada

AutorGermán Dehesa

Viernes pontificio, día blanco, todos en el agua, nadie lee, escribo de balde, maldita sea (lo iba a poner entre admiraciones, pero me da flojera). Hay algo peor: todo esto será leído (si es que alguien lo lee) el viernes 17, pero yo, en calidad de sanguijuela atropellada, lo estoy escribiendo el jueves 16. Diría Chava Flores: no es justu. La jornada del Grito estuvo durísima. Ese día trabajé intensamente durante las horas diurnas; mientras tanto, los guandajos de mis amigos me hablaban para despedirse porque ya se iban de puente. Aquí permítanme señalar uno de los aspectos más ingratos del protocolo mexicano: es el que consiste en emplear con humillantes fines una expresión aparentemente gentil y bondadosa como es "¿no se te ofrece nada?" y así el que nos pregunta ¿no se te ofrece nada de Acapulco?, ni en su sueño más guajiro está esperando que le contestemos que nos traiga una tonina o algún paquete de esos letales tamarindos que corroen la lengua, destapan caños y disuelven hasta manifestaciones. No. Lo único que quiere es guisarnos en el fuego lento de la envidia porque el muy desgraciado se va a Acapulco, mientras uno se tiene que quedar acá correteando la chuleta y marcando a presión a López Obrador (que conste: no me invitó a su Informe y yo nada más voy a donde me invitan, a donde no, no). Así pues, todos se largaron menos el heroico personal que labora en estas babilónicas oficinas. Otra cosa: además del intenso trabajo, tuve que encajar el brutal gancho al hígado que me asestaron los Pumas (vuelvo a preguntar: ¿para qué contrataron a Agustín Delgado cuya movilidad es muy similar a la de un ropero del Siglo 17?). Jamás imaginé que alguna vez tuviera que ponerme de parte de Cuauhtémoc Blanco, pero ni él ni nadie merecen tanto improperio y tanta sandez como las que le dedicaron los supuestamente redimidos porristas pumas. No negaré que C. Blanco es más bien plomito, pero en este caso cerró la boca de sus detractores a base de excelente futbol y no digo más porque siento que de nuevo la bilis me nubla la mirada.

Y llegó la noche del 15 y me fui a seguir trabajando en acreditado centro de nocturna diversión. Presentamos un espectáculo de música, poesía y plática mexicanas que, no es por nada, pero nos salió muy logradito. En cierto momento, interrumpimos el jelengue, bajamos una pantalla y todos nos pusimos a presenciar la...

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