El futuro

AutorFabrizio Mejía Madrid

Pensar en un enigma es hacerlo en torno a una idea del pasado que se hace futuro. Piénsese en ese artefacto que es el género policiaco: algo de lo que ha sucedido en el presente (un crimen) tiene su causa en un motivo (el pasado) y esperamos resolverlo en el futuro, es decir, al final, en el desenlace. Ese peso del pasado sobre el futuro está también presente en el psicoanálisis que cuenta con la narrativa de la propia familia para ubicar el momento en que el acontecimiento se hace síntoma. Hasta que no se desenlaza una historia pasada en el futuro, vivimos en suspenso, en ese "suspense" del género policiaco. Tenemos el placer de la pura expectativa, mucho más intenso que el del desenlace. Éste contiene otro placer único: el momento en que surge del pasado, el propio futuro. Y es más emocionante el desenlace entre más inesperada la lectura del pasado: "Ah, claro, ella lo había dicho desde el principio".

Anclar el futuro en el pasado puede solidificarlo en una especie de inamo-vilidad: la situación es la que es, por culpa de lo que ya sucedió, la continuidad, la costumbre. El pasado no admite su transformación, por lo que el futuro debe actuar con lo que se tiene, se le hereda. Piénsese en nuestra forma de hacer política, la cultura priista, las reformas constitucionales que ya se hicieron y están en vigor. Aquí el futuro no sería jamás porvenir, sino un presente mejorado, es decir, un no-futuro, una administración más eficiente de lo mismo. De ahí parten los que, desde la orgullosa certeza del descrédito de todo y todos -partidos, políticos, medios de comunicación, profesionistas médicos, maestros o ingenieros- niegan las posibilidades de lo inaugural: la intuición, la creación, la voluntad, el encuentro. Para ellos, para los que sólo pueden pensar y ansiar un presente mejorado, el "arte de gobernar" se convierte en ese neologismo terrible, la "gobernanza", es decir, el mirar lo que puede una sociedad lograr sólo como un resultado de la gerencia, de la administración más o menos eficiente, más o menos corrupta, de lo que hay, del pasado solidificado. Esta "gobernanza" del CEO del Estado se completa con el otro neologismo que se le aplica a los gobernados: "la resiliencia". Aunque suene parecido a "resistencia" es su opuesto: en física, un metal "resiliente" es el que, después de aplicarle calor o electricidad, regresa a su forma habitual, anterior. Se nos pide a los gobernados que vivamos la expectativa del futuro como una tormenta, una...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR