Fricasé / Prediquen con el ejemplo
| Autor | El Abogado del Pueblo |
Ustedes bien saben amables amigos, porque ya se los hemos comentado, que nuestras simpatías están con el PUP; esa inolvidable organización (la más numerosa de México y quizás del mundo) fundada aquí en Monterrey hace más de 40 años por el Maestro Hermenegildo Torres.
Es, sin duda, el Partido Unico de los Pen... tontos nuestro partido de preferencia.
En cuanto a los otros partidos, los políticos, les diremos que nos valen "wilson" todos, aunque reconocemos que hay gente valiosa y buena en cada uno de ellos.
Establecido lo anterior, y para que los fanáticos no arremetan contra su servilleta por quesque hacer leña del árbol caído, podemos entrar ya en materia: una vez más se está equivocando de cabo a rabo la dirigencia del PAN estatal al iniciar su "renovación", acudiendo a los mismos mecanismos antidemocráticos que fueron causa de su reciente debacle electoral.
Por lo que toca a éste su servidor pueden los señores panistas, si así lo desean, nombrar a Mickey Mouse, o al Profesor Jirafales, como sucesor del recién renunciante Carlos Domínguez, representante de las élites panistas iluminadas.
Lo trascendente de lo que haga el PAN de aquí en adelante no es el quién, SINO EL COMO.
No es ni cierto ni democrático, como lo dijo desafortunadamente el dirigente saliente, que el Consejo esté "mejor informado" que las bases y que por ello debe ser aquél quien elija a su Presidente.
La voluntad de la membresía panista, sin adjetivos, es la que, hoy como nunca, debe MANDAR y debe ser tomada en cuenta para fortalecer y ampliar la base de apoyo popular que este partido requiere, como el cuerpo humano oxígeno, para seguir siendo opción viable, alternativa calificada, en las elecciones.
De manera que esa maniobra para que sea el Consejo -que en marzo habrá de concluir su periodo- el que nombre apuradamente y sin consulta a las bases al nuevo Presidente del PAN, se antoja insensata e indebida.
No hay tal cosa como un "asunto interno" del PAN.
Es éste un organismo político cuyo fin es postular miembros para los puestos de elección popular, como es de interés común que exista en nuestro medio una sana competencia política, vital herramienta insustituible para lograr el buen gobierno.
Por tanto, no se puede permitir, sin advertir cuando menos que este organismo -ante la ceguera y obcecación de su cúpula dirigente- está cometiendo harakiri.
El único mecanismo de sustitución...
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