La fractura

AutorAnne Marie Mergier

París.- Intelectuales y novelistas del mundo árabe analizan el origen y el impacto de la llamada “Revolución del Jazmín”, que agarró a todo mundo desprevenido, y lanzan preguntas sobre lo que puede suceder en las semanas venideras.

Proceso reproduce a continuación las reflexiones del escritor marroquí Abdellah Taia; del sociólogo de origen iraní Farhad Khosrokhavar, director de investigación en la Escuela de Estudios Superiores en Ciencias Sociales (EHESS, por sus siglas en francés), y del escritor y periodista cultural franco-tunecino Abdelwahab Meddeb, catedrático de literatura comparada en la Universidad de París XI.

Los tres publicaron sus respectivos artículos el martes 18 de enero. Los dos primeros en el vespertino Le Monde y el tercero en el diario Liberation.

Abdellah Taia: el vacío

“La revolución que se realiza en este momento en Túnez es un milagro inesperado, y las protestas que sacuden hoy a Argelia deben ser tomadas en serio.

“Hace demasiado tiempo que se dice que el pueblo árabe está totalmente dormido, sometido e incapaz de gritar. Se dice que en casi todos los países árabes el poder logró amordazar a todo movimiento político contestatario. La izquierda ya casi no existe. Se impuso un inmenso vacío político, ideológico e intelectual que se convirtió en el único espacio de vida y muerte para los ciudadanos.

“Sin duda alguna todo es cierto. Todo eso resume bastante bien el desprecio con el que el pueblo árabe fue tratado por sus dirigentes durante las últimas cinco décadas. Se hizo todo para que el árabe no se cultive, no reflexione, no se sienta involucrado en los sucesos del país en el que vive, en los problemas de la sociedad donde evoluciona. Peor aún: todo se hizo para obligarlo a refugiarse en una visión muy radical y medieval del Islam. Todo el mundo necesita dar sentido a su vida. Para algunos árabes el islamismo ha sido la única vía posible. No se les ha dejado otra.

“El vacío ha sido total en el mundo árabe. Tengo 37 años. Sé de qué estoy hablando. Yo también vengo de ese vacío. Como novelista y como individuo, escribo a partir de ese vacío. Parto de esa imposibilidad de existir sin agachar la cabeza.

“La fractura entre el pueblo árabe y sus dirigentes es bien real. Los ricos ligados directamente al poder siguen comportándose como si vivieran en otra parte del mundo, quizás en Suiza, donde todos tienen cuentas bancarias que llenaron robando al país en forma descarada. La cultura que podría dar sentido a la existencia también es el privilegio de quienes tienen medios económicos.

“Los intelectuales árabes acabaron por abandonar al pueblo. Salvo algunos valientes defensores de los derechos humanos, pocos son los que se atrevieron a dar la alarma, pocos hicieron su trabajo al lado de la gente, y no en otra esfera, en otro planeta. Es triste reconocerlo, pero aún hoy estos intelectuales tratan a sus conciudadanos con desdén, con desprecio...

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