El fracaso en "La Traviata"

AutorMauricio Rábago Palafox

En esta obra de 1848 mezcla ficción y realidad. En vista del gran éxito, Dumas decide llevar la novela a la escena y la versión se estrena en el Théátre du Vaudeville de París, a cuya premier asiste Giuseppe Verdi (1813-1901), quien impresionado decide convertirla en ópera.

Nace así La Traviata, su más famosa ópera, que de acuerdo a Operábase es la que más funciones tiene al año en todo el mundo, y que el domingo 7 fue presentada en una nueva producción por la Ópera de Bellas Artes (OBA).

Nunca habíamos sido testigos de un abucheo tan grande y tan merecido como el que recibieron Juliana Faesler y Clarissa Malheiros, responsables de la dirección escénica. Y es que fue, por mucho, el peor trabajo operístico que han presentado. Las incongruencias y desatinos escénicos, de iluminación, escenografía y vestuario se sucedían uno tras otro sin ningún porqué, desde la obertura hasta el momento final.

Por ejemplo: La protagonista (Violeta Valery), vestida de frack en el primer acto, deslucidamente vestida en el resto de la obra, y con muletas cuando se está muriendo de tisis, no de una fractura en la pierna; personajes de los siglos XVII, XVIII y XIX conviviendo juntos quién sabe porqué; y así un interminable etcétera de petardos escénicos que no cabría enumerar en este espacio.

Muy lamentable que la OBA de la nueva era, la de Ramón Vargas, no esté comprometida con la calidad. La bronca estuvo a punto de estallar en el Palacio de...

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