De fosas clandestinas y normalidades políticas

AutorJavier Sicilia

El caso más claro es el de Morelos. No obstante los espantosos hallazgos de las fosas clandestinas de Tetelcingo y recientemente de Jojutla -creadas no por el crimen organizado sino por las propias fiscalías del Estado-, el gobierno de Graco Ramírez no sólo sigue incólume, sino que el propio mandatario, presidente de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago), se pasea por el mundo y pretende ser candidato presidencial.

Por un lado, los trabajos que se han desarrollado en esas fosas son un ejemplo -que pronto sistematizaremos- de cómo, en un esfuerzo conjunto entre víctimas, universidades e instituciones encargadas de la procuración de justicia, deben intervenirse las fosas clandestinas y resolver gran parte de las decenas de miles de desaparecidos que tiene el país. Pero por otro lado son un ejemplo de las redes de impunidad del sistema político mexicano.

En dichas fosas, como lo ha documentado Jaime Luis Brito ("Los huesos de Jojutla: 'Por donde le escarbes...'", Proceso 2110), "el horror y el sinsentido lo conforman cuerpos [sin] necropsia de ley, vestidos, amarrados de pies y manos, amarrados, aún con cinta canela en la cabeza, con huellas de contusiones, golpes diversos y señales de tortura". Y en tomo a muchos otros cuerpos no se han abierto carpetas de investigación o están mal documentadas.

Sólo en Jojutla, los 35 cuerpos que según la Fiscalía fueron inhumados allí se han convertido en 56. Además se ha descubierto lo que probablemente es una segunda fosa que pertenece a administraciones pasadas y de cuyos cuerpos nada oficialmente se sabía -en el momento en el que este artículo aparece se está trabajando en su exhumación. También, en un acto de justicia, se han entregado ocho cuerpos que sus familiares buscaban y que el gobierno de Graco Ramírez había desaparecido en Tetelcingo.

Por su generalización, estos crímenes son de lesa humanidad. Y hay responsables: el actual gobernador, los dos anteriores, los presidentes municipales, los fiscales de los periodos en que se hicieron esas fosas e incluso quienes palearon. Pese a esto, el crimen ha sido encubierto bajo el epíteto de "irregularidades", no se ha perseguido y la justicia permanece trunca.

Graco Ramírez, como he dicho, continúa en funciones y se promociona ya como candidato a la Presidencia para administrar y generar un infierno más grande. El fiscal responsable de esas atrocidades, Rodrigo Dorantes, funge, recomendado por el propio gobernador, como delegado de la...

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