Forma el hábito de saber escuchar

AutorYngrid Fuentes

En una convención, dos personas se presentan con su nombre, se saludan, conversan sobre temas afines a su profesión y se despiden con un "nos vemos mañana".

Al día siguiente se vuelven a ver, pero al conversar, ambos evitan tener que decir el nombre del otro, ¿por qué?, porque les apena no recordarlo. Nunca lo escucharon realmente.

"Tan no oímos que estamos acostumbrados a después volver a preguntar el nombre", señala Josefina Ibarra, comunicóloga que imparte cursos de comunicación interpersonal.

No importa cuánto avancen las nuevas tecnologías para facilitar la comunicación entre personas, si a final de cuentas la gente no escucha. Se concentran más en lo que tienen que decir ya que, después de todo, lo que salga de su boca "siempre es más importante".

Mas por algo el antiguo filósofo de Chipre, Zenón de Citio, decía que las personas tienen dos orejas y una sola boca... justamente para escuchar más y hablar menos.

Pero, ¿qué es escuchar?

Escuchar es un proceso activo que implica atender, entender, rememorar, analizar y responder (AERAR por sus siglas), explica Ibarra, quien también es maestra de Comunicación en la UDEM.

"Oímos porque tenemos oídos", dice, "escuchamos porque aplicamos la atención".

Una vez que se enfoca la atención en un individuo, se puede entender lo que dice, recordarlo, estudiarlo y dar una respuesta asertiva.

Es por eso que escuchar es también un hábito que se debe de practicar.

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La necesidad de ser escuchados tiene que ver con la búsqueda de reconocimiento y de sentirse valorado.

"Nos gusta que nos tomen en cuenta, y eso es importante", afirma María Eugenia González, doctora en Comunicación.

Así mismo, el conferencista y consultor estadounidense Chris Hogan señala que escuchar implica poner las necesidades de otros por encima de las de uno mismo. Es un acto de desinterés a través del cual se le da honor a la otra persona.

"También le llamamos escucha empática", señala.

González explica que algunas de las barreras en el proceso de escuchar pueden ser físicas, como ruidos o situaciones incómodas; o fisiológicas, molestias como el hambre o la sed que pueden ser distracciones.

También existen las mentales, como el típico soñador despierto o el que tiene, como se dice, la cabeza en otro lado, quizá por algo que le preocupa; y emocionales, cuando se está de tan buen humor que ni escuchas o de muy mal humor que ni te interesa.

Otra barrera puede ser el ruido semántico, que es cuando se pierde el hilo de lo que dice la...

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