Florence Cassez, la SCJN y Nuestro Sistema de Justicia
| Autor | Alejo Martínez Vendrell |
| Cargo | Doctor en Derecho. Profesor de la Facultad de Derecho de la UNAM |
| Páginas | 18-23 |
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No en balde los estrategas de la política saben y practican el principio de las respuestas inmediatas a cuestionamien-tos o acusaciones que pudieran afectarles, antes de lograr una penetración en la opinión pública y ésta llegue a formarse un juicio desfavorable. Ahora nos encontramos ante un caso en el cual ha jugado un papel, no único pero sí destacado, la extraordinaria eficiencia de la presión mediática, en particular la televisiva, quienes consiguieron arraigar en la mayor parte de la opinión pública mexicana la convicción sobre la culpabilidad de la francesa Florence Cassez Crépin (FCC).
Por ejemplo, una encuesta de Parametría que se levantó hace aproximadamente un año, entre otras, reveló que el 85% de los consultados no sólo creían que FCC era culpable sino que además consideraban que, a pesar de la ostensible violación de los principios del debido proceso, éstos eran simples formalismos que no deberían ser tomados en cuenta para invalidar el proceso condenatorio. Por ello, cuando el 23 de enero la Primera Sala de la SCJN dictó una resolución absolutoria que permitió la inmediata liberación de la indiciada, se colocó en una posición que la hizo blanco de los más diversos y pasionales ataques.
Ir en contra de la corriente de la opinión pública dominante o de grupos poderosos de presión, correr el riesgo de perder popularidad, de recibir la reprobación de los medios de comunicación masiva, aun cuando sea la orientación que indique la razón y la justicia, es una decisión que, como podemos constatar con demasiada frecuencia, espanta y ahuyenta a la mayoría de nuestros políticos y gobernantes. Los 3 ministros de la SCJN que determinaron la resolución absolutoria y el cuarto ministro —cuya postura de devolver el expediente al Tribunal Colegiado, pero eliminando o invalidando las diversas pruebas que por su manipulación o falta de credibilidad no debieron haber sido tomadas en cuenta por tal tribunal, lo que muy probablemente hubiera conducido también a la liberación definitiva de la acusada— quizá no han dispuesto de los medios adecuados para difundir con la necesaria extensión y profusión los elementos y argumentos que los condujeron a asumir sus conclusiones. El hecho es que la opinión pública, aplastan-
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temente mayoritaria, que no pudo haber tenido el tiempo, la obligación, ni la inclinación o vocación de hacer, como los 5 ministros, una profunda inmersión en el voluminoso expediente del caso que se ha venido prolongando a lo largo de 7 años de interminable enjuiciamiento, sigue estando en contra de la liberación de FCC.
Ojalá muchos de esa abrumadora mayoría de quienes siguen en contra de la liberación en cuestión pudieran tener ocasión de dedicar un buen tiempo a analizar las versiones e interpretaciones de investigadores, periodistas y científicos sociales que han profundizado con rigor y seriedad en torno al afaire Cassez, como pudiera ser el caso de Héctor de Mauleón o de Guillermo Osorno, además de algunos otros que, si bien no han dedicado tantos esfuerzos y tiempos, han podido conjuntar elementos para una equilibrada y objetiva evaluación que no pierde de vista la cruda realidad en torno al muy deficiente funcionamiento de nuestro sistema policíaco y de administración de justicia, como Luis de la Barreda Solórzano, Carlos Tello Díaz, Denise Dresser y otros pocos destacados intelectuales.
En vista de los antecedentes mencionados, la absolutoria resolución de la SCJN, independientemente de si se le juzga justa o injusta, se trata de una decisión que se sabía era muy impopular, pero no se le rehuyó y no podríamos creer que se asumió sin consciencia de los riesgos y las críticas que se han desatado. Se ha perdido de vista que 4 ministros...
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