Fina García Marruz y el resplandor del mar

AutorLa Redacción

Fina García Marruz no es, como se ha dicho, la última sobreviviente del grupo reunido por José Lezama Lima en torno a la revista Orígenes (1944-1956), pues en Miami se encuentra Lorenzo García Vega. Hasta edad muy avanzada, García Vega se ganó la vida con un trabajo insólito para una persona de su prestigio y de sus años: cerillo en un supermercado. Se ignora si esta circunstancia se debió a un abandono por parte de las instituciones del exilio que bien pudieron ayudarlo, o si el escritor prefirió la libertad muy lezamiana de no tener a nadie a quien deberle nada.

Del amor conyugal

Muy adentro de Orígenes y en un lugar central figura el hecho de que Fina García Marruz fue durante más de medio siglo la esposa de Cintio Vitier (1921-2009), poeta y el mejor crítico cubano de poesía, y cuñada de Eliseo Diego (1920-1994), figura mayor de la lírica en lengua española y autor de un libro clave: En la calzada de Jesús del Monte.

De un matrimonio entre poetas es de temerse un vínculo tormentoso y al final tan trágico como el que unió y separó a Sylvia Plath y a Ted Hughes. El caso de Fina García Marruz y Cintio Vitier fue todo lo contrario. La única comparación que viene a la memoria es con el matrimonio apacible y complementario de Robert Browning y Elizabeth Barret Browning.

El nexo entre los dos poetas cubanos fue de absoluta colaboración y mutuo enriquecimiento. Estuvo centrado en el amor a la poesía y el culto por la amistad y por José Martí. Entre los dos hicieron numerosos ensayos recopilados en los volúmenes de Temas martianos y un libro, Viaje a Nicaragua (1977), que participa del poema, el ensayo y la narración. Junto a muchas observaciones sorprendentes figura esta refutación del supuesto europeísmo de los modernistas:

“Y ahora vemos que el modernismo nació de los paisajes vírgenes de América, porque aquí en las soledades paradisiacas del río San Juan, están las garzas y morenas de Darío, los lotos casalianos (es decir, de Julián del Casal), la hembra del pavo real abriendo su fastuosa cola de colores en el crepúsculo, la conversión de la naturaleza en arte por obra y gracia de la luz y el agua, la ‘joyería viva del jardín´que dijera Martí…”

Su obra personal y sus trabajos a cuatro manos prueban que ninguno quedó a la sombra del otro. La pareja tampoco fue devorada por la inmensa sombra que proyecta su amigo, su maestro, su compañero José Lezama Lima (1910-1976).

Vuelta a los orígenes

Entre las grandes revistas latinoamericanas de su...

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