El fin de la era Rousseff

AutorAndrés Corpas

RÍO DE JANEIRO.- En una semana frenética de consecuencias impredecibles para el gigante sudamericano, el Senado brasileño dio la estocada final a la presidenta Dilma Rous-seff, considerada por muchos brasileños el chivo expiatorio de los problemas que azotan a Brasil, desde una recesión de magnitud colosal hasta la proliferación del virus del zika.

Por 61 votos a favor y 20 en contra, el Senado selló la destitución de la primera presidenta de la historia del país, apenas 20 meses después de que fuera reelegida con 54.5 millones de votos. Fue el fin abrupto de una presidencia liderada por una revolucionaria que fue torturada, por una economista cuya gestión llevó los programas de reducción de la pobreza hasta su máxima expresión, pero que también abocó a la economía nacional a una crisis que sacó a las calles a millones de personas hasta seis veces.

Su caída también pone fin a 13 años de hegemonía del Partido de los Trabajadores (PT), formación que dio voz y visibilidad a los más desfavorecidos del país, pero cuyo legado está manchado por el mayor escándalo de corrupción de las últimas décadas.

Michel Temer, vicepresidente de Rous-seff desde el primer día de mandato, asume definitivamente como presidente. Pero su puesto es frágil. Carece del aval de las urnas y sobre él pesan los interrogantes que suscitan 100 días como interino sin grandes logros. A la tarea de conseguir urgentemente remontar el vuelo de la economía nacional para legitimarse se suma la amenaza de que la corrupción golpee a su Ejecutivo, ya que varios de sus ministros son sospechosos de tener vínculos con el escándalo de Petrobras destapado por la Operación Lava Jato.

Temer-quien se ha deshecho de la etiqueta de presidente "interino" que tenía desde el 12 de mayo- propone una agenda neoliberal de privatizaciones y la reforma del sistema de pensiones para "devolver la economía a los raíles", según dijo en su primer discurso tras asumir definitivamente la presidencia. Un giro copernica-no a la fórmula socialista transformadora de la última década y media del PT que enfrentará una férrea oposición en el Legislativo y probablemente también en las calles.

Un escenario nada halagüeño para un país que, tras la figura de Luiz Inacio Lula da Silva, no logra hallar un nuevo referente político ilusionante ni para la izquierda ni la derecha.

"Un golpe misógino"

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