El fascismo en la sociedad
Autor | Marta Lamas |
Da la impresión que nuestro país vive un proceso de "fascistización" social y que la propuesta del senador Jorge Luis Preciado (PAN) de permitirle las armas a la población es una expresión ominosa de ello. México ha tenido un lento proceso civilizatorio de despistolización, que ha contribuido, si bien todavía se queda corto, a frenar reacciones violentas de ciudadanos machistas que le vaciaban su pistola a quien los amenazara u ofendiera. La propuesta de Preciado aparece ahora, ante las dificultades de los grupos del Estado a cargo del control del delito, pero habría que interpretarla como un indicador más de la descomposición política que estamos viviendo y que augura el aumento del fascismo societal.
También aparece con fuerza otra expresión social vinculada al proceso de fascistización: la reacción de un sector de la sociedad ante el matrimonio igualitario. Valdría la pena analizar la forma y el fondo de los dichos de personas actualizadas en técnicas de comunicación, tanto en internet como en Twitter, con preparación universitaria, ligadas de algún modo a partidos políticos de cen-troderecha, a jerarquías eclesiásticas y a organizaciones ciudadanas: ¿qué implica su desfachatada oposición al matrimonio igualitario? Ante el proceso de igualación de derechos ciudadanos, que lleva ya varias décadas y que ha inclinado la balanza hacia el lado de los derechos universales, o sea, derechos iguales para todos los seres humanos, ¿es ignorancia o fascismo societal lo que muestran esas posiciones?
Al dar un vistazo a la actualidad mundial, sin ignorar la diversidad de las situaciones dependiendo de la región del mundo de que se trate, de los regímenes políticos y de la pertenencia a una determinada clase social o categoría sexual, es posible observar el aumento de violencias de toda índole. Y también es posible ver las similitudes en las respuestas sociales fascistas que ocurren, y los miedos que provocan. Por ejemplo, el antropólogo Marc Auge habla de "los nuevos miedos", y señala que las violencias actuales pueden repartirse en tres categorías: las violencias económicas y sociales; las violencias políticas (entre las que se incluyen el racismo y el terrorismo); y las violencias tecnológicas y de la naturaleza, estas últimas desencadenadas por las anteriores. Esas tres formas de violencia engendran miedos específicos que se agregan y combinan entre sí. Auge dice que estos miedos se manifiestan por "la obsesión que despierta el otro, en una...
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