Las falacias de las pruebas

AutorAxel Didriksson

Durante todo el sexenio se han impuesto la prueba ENLACE (la semana pasada se hizo en toda la educación básica), la correspondiente a la OCDE denominada Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés), y, parcialmente, exámenes similares a sectores del magisterio (porque aún no se ha alcanzado consenso de a quiénes y cuándo se aplicará una Evaluación Universal), reñejos de una obsesiva política educativa que ha tenido de todo: tumbos, regaños, tóxicos espectáculos, dimes y diretes, cambios superficiales de secretarios, ocurrencias y despilfarras, pero ningún resultado educativo sustancial ni comprobable.

Desde la lejanía y la indiferencia con la que se ve la educación desde las oficinas de la SEP, nadie, ningún funcionario ha podido aclarar por qué después de tantas pruebas y exámenes no ha ocurrido el mejoramiento en la calidad de los procesos de aprendizaje, ni por qué cerca del 90% de los estudiantes de las escuelas públicas se encuentran muy por debajo de la media de conocimientos elementales en lectura y escritura, en razonamiento y en desempeño respecto de lo que durante años han estudiado, ni por qué hoy se tiene el terrible deterioro del sistema escolar, de su infraestructura, una mayor desigualdad en el acceso y permanencia en el sistema, e incluso una criminal irresponsabilidad en términos de las obligaciones constitucionales del Estado en materia de educación, que se ha conculcado en beneficio de los intereses familiares y políticos del SNTE y sus secuaces. Ninguna respuesta concreta. Pura demagogia.

Estas pruebas estándares, como lo han comprobado innumerables investigaciones especializadas, generan problemas mayúsculos cuando se aplican de forma indiscriminada, como lo hacen la SEP y el SNTE, porque crean prácticas que se reducen al pase de la prueba y a la obtención de los recursos asociados a ella; porque diferencian de forma arbitraria a escuelas, docentes y estudiantes dentro de rangos de eficacia absurdos, y porque están propiciando un jugoso negocio para las empresas que formulan y editan la prueba y para los que la venden de manera fraudulenta.

Peores aún son los resultados irreversibles educativos y pedagógicos, debido a que estas...

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