Ezra Shabot / Nueva política exterior

AutorEzra Shabot

Durante muchos años, la diplomacia mexicana fue concebida como la imagen bonita del corporativismo priista.

Frente a la ausencia de democracia interna, la posición mexicana que presentaba cierta resistencia ante las presiones del imperio norteamericano, y la identificación con causas nobles como la de los republicanos españoles o los refugiados latinoamericanos de las distintas dictaduras de la época, servía de coraza de legitimidad a un régimen autoritario y carente de la capacidad para reformarse por sí mismo.

La política exterior mexicana se estructuraba al gusto del Mandatario en turno, y en función de sus necesidades particulares.

Desde la demagogia y megalomanía echeverrista, hasta la liberalización pro norteamericana de los tecnócratas que terminaron por perder la Presidencia frente a Fox y el PAN, rara vez tuvo la diplomacia mexicana efectos concretos que mejoraran sustancialmente el nivel de vida de los mexicanos.

La posición inicial del Gobierno de Fox en este sentido fue la de elaborar un proyecto de política exterior basado en una mayor y más militante actividad diplomática, con el objetivo de obtener ventajas políticas y económicas con su principal socio comercial: Estados Unidos.

El trabajo de Jorge Castañeda se basó en esta convicción pragmática de la política exterior que suponía la posibilidad de encontrar un denominador común entre los principios de una diplomacia independiente y las necesidades específicas de un país urgido de apoyo y colaboración por parte del gigante del norte.

Los eventos del 11 de septiembre del 2001 echaron para abajo esta estrategia, en la medida en que la lucha contra el terrorismo y la política de intervención armada en Afganistán e Iraq, enviaron las relaciones México-Estados Unidos a un segundo término.

En los últimos meses, el asunto de un acuerdo migratorio se reactivó más como producto de la agenda interna norteamericana, que por efecto de la diplomacia mexicana, pero en todo caso, el hecho de que exista ya una mayor disposición por parte de Washington hacia estos temas permite pensar en un cambio en las prioridades del gobierno de Bush.

En este contexto, la confrontación electoral entre Calderón y López Obrador pasa también por dos visiones distintas de manejar la política exterior.

Uno, el perredista, plantea prácticamente el retorno al modelo proteccionista con la reactivación de la Doctrina Estrada, que en el fondo pretende sacar a México de la arena internacional para ubicarlo en el...

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