La expurgación ideológica de la cultura (Primera de dos partes)

AutorJorge Sánchez Cordero

El video contiene una arenga en árabe antiguo dirigida específicamente a la comunidad islámica. Este discurso, asociado a una estrategia de masas con un predecible efecto de reacción social y política, privilegia la destrucción sobre la preservación del legado cultural.

De confirmarse que la destrucción afectó bienes culturales auténticos, se habrá consumado una de las atrocidades culturales más significativas en la época contemporánea. Las noticias empero no dejan de ser contradictorias. En un artículo publicado en Le Monde (A Mossoul, l'État islamique mène une guerre contre la culture), Lamia Al-Gailani Werr, arqueóloga de la Escuela de Estudios Orientales y Africanos de la Universidad de Londres, había referido que el Museo de Mosul carecía ya de piezas importantes y de hecho funcionaba como oficina recaudadora de impuestos. Según esta versión, las antigüedades más preciadas no habrían sido, por lo tanto, destruidas.

De las versiones que fluyen con mucha dificultad de la zona de conflicto en Oriente Medio, es muy difícil separar el grano de la paja. Existe, sin embargo, certidumbre en torno a una realidad: las comunidades islámicas transitaron de la facción al fratricidio. Se tiene conocimiento de que EI, radicado ahora en su nueva capital, Mosul -la antigua Nínive-, expurgó las bibliotecas Central y de la universidad de esta ciudad, de las que retiró incluso libros para infantes.

Un obispo sirio popularizó la siguiente sentencia que le atribuyó al califa Omar (577-644) respecto de la Biblioteca de Alejandría: Si sus libros están de conformidad con el Corán, son inútiles y deben quemarse, y con mayor razón si son contrarios. Inspirado en esta frase, EI procedió a la quema de libros, y únicamente aquellos que están de acuerdo con su ideología pueden circular en la región bajo su control.

Los manuscritos siríacos, caldeos y armenios, que se contaban entre los más valiosos de la Biblioteca Central de Mosul, están bajo resguardo en el Monasterio de Erbil, en el Kurdistán iraquí, bajo la tutela del dominico Najeeb, quien emprendió la tarea de preservarlos y numerarlos. Sin embargo, el destino de una cantidad importante de manuscritos del siglo XIII es incierto.

El experto en terrorismo internacional Peter R. Neumann, del Centro Internacional para el Estudio de la Radicalización y la Violencia Política del King's College de Londres, ha sostenido que EI se comporta como un Estado y quiere ser reconocido como tal. En Mosul ya tomó bajo su mando las escuelas y universidades, cuyo vértice ahora es el oscurantismo religioso propio de un totalitarismo ideológico.

Las ambigüedades de EI han sido, sin embargo, constantes, para decir lo menos. Por una parte, el tráfico ilícito de bienes culturales le significa una fuente importante de recursos, pero por la otra fomenta la profanación de todos los santuarios y fosas emblemáticas. La prohibición de las imágenes empero no es sólo atribuible al Islam; también lo es en la tradición talmúdica. Esta sentencia no es tan categórica como se quisiera: El primer biógrafo del profeta Mahoma permitió que imágenes de Jesús y de María se conservaran en la Kaaba (Saddat Kadri), y el primer historiador islámico, al-Mas'udi (896-956), refiere que un mercader...

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