Sin euros, pero con cibermonedas

AutorAndrés Mourenza

ATENAS.- Cientos de personas se habían congregado en la Plaza Syntagma de Atenas, frente al Parlamento, para protestar contra el nuevo plan de ajuste impuesto al gobierno griego por sus socios europeos cuando un joven comenzó a repartir unos panfletos a todo color: "Grecia, es tiempo del Plan B".

En el último lustro, el Plan B ha sido sinónimo de la salida del euro, la divisa compartida por 19 de los 28 Estados de la Unión Europea. Si bien oficialmente ningún gobierno defiende de manera abiertas la llamada Grexit, cada vez son más vo-l ees las que, desde distintas perspectivas! apuestan por una vuelta al dracma -la divisa helena anterior al euro- o a otro tipo de moneda.

De hecho, el panñeto repartido aquel día de mediados de julio apostaba por el bitcoin, la moneda electrónica creada por Satoshi Nakamoto: "No hacen falta bancos para usarla. Es una moneda digital usada entre individuos. Ningún gobierno puede controlarla", rezaba el texto repartido.

Podría parecer un hecho de política ficción que un estado de la Unión Europea termine adoptando una moneda que no existe sino en el espacio virtual, pero quizás Grecia no esté tan lejos de ello.

La introducción de una divisa paralela al euro fue una de las opciones que se barajó durante los momentos más tensos del enfrentamiento entre el gobierno griego y el alemán en la última ronda de negocio-nes. Ésta habría servido para suavizar los durísimos efectos que tendría un regreso a la moneda nacional. De hecho, la crisis provocó el surgimiento de divisas locales alternativas al euro, y el reciente "corralito" -los bancos han reabierto, pero los controles de capital continúan en vigor- espoleó las monedas electrónicas.

La ausencia de euros no es un problema nuevo en Grecia. La Gran Depresión que vive el país ha devorado más de un cuarto de su producto interno bruto y el desempleo afecta en torno a 27% de la población activa.

Un ejemplo de la forzada reorganización económica que se vive en Grecia lo ofrece Marita Jupis, a quien la magra pensión que le quedó de sus años de maestra apenas le basta para pagar sus deudas y el alquiler de su vivienda en Volos, una ciudad portuaria venida a menos. Hace unos años, ella y otros habitantes de la localidad comenzaron una red de intercambio basada en una nueva unidad monetaria, el TEM, que ha pasado de tener 50 usuarios a varios miles.

"Nuestro objetivo es crear una economía social alternativa, basada en el intercambio y la solidaridad", explica la mujer.

El...

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