Espejismos, medias verdades y mentiras

AutorArturo Rodríguez García

El promocional inicia con la toma aérea de una estructura petrolera. Un locutor en off dice "el petróleo es nuestro" y un niño muestra sus manos manchadas de negro; cuando la voz afirma "el sol es nuestro", otro niño feliz voltea al cielo, y cuando dice "el viento es nuestro", otro pequeño corre. Después, juegan entre celdas solares y en campos de energía eó-lica, mientras la voz dice que por eso "decimos no a la privatización y sí a la reforma energética".Todos felices.

Así promueve el gobierno federal la propuesta del presidente Enrique Peña Nieto para reformar los artículos 27 y 28 constitucionales.

Los mensajes, que se han apoderado de los medios electrónicos, así como de planas enteras pagadas en la mayoría de los diarios de circulación nacional, son congruentes con la iniciativa al menos en un aspecto: no explican los alcances del proyecto presidencial, la magnitud de la reforma, su impacto fiscal ni el significado de las palabras que en el debate público ya se están interpretando como eufemismos. Para el gobierno sólo se necesita una declaración, un eslogan: "No a la privatización y sí a la reforma energética".

Desde el lunes 12, cuando presentó su iniciativa, Peña Nieto refuerza la campaña publicitaria al insistir en que actúa conforme al artículo 27 constitucional que propuso en 1938 el presidente Lázaro Cárdenas; también afirma que los beneficios se reflejarán en la economía familiar y que "Pemex y la CFE no se venden".

Según los expertos en mercadotecnia política consultados por Proceso, el propósito es claro: usar la publicidad persuasiva, no informativa, para ganar el apoyo de la opinión pública y anticiparse a los argumentos nacionalistas, históricos y sociales de la izquierda, a fin de que ésta reme a contracorriente en el debate público.

En la presentación de la iniciativa presidencial, 40 minutos bastaron para que el secretario de Energía, Pedro Joaquín Cold-well, ofreciera el diagnóstico del sector y Peña Nieto describiera su propuesta en general.

Según Coldwell, la generación de energía repercute en el 92.4% del Producto Interno Bruto (PIB) y mientras que en otros países la producción crece y la demanda aumenta, México no ha avanzado a pesar de que la inversión en el sector se ha multiplicado por siete en los últimos 15 años; el país importa la tercera parte del gas que consume, y la producción de Cantarell se agota, en tanto que disminuye la exploración y extracción en aguas someras y en el subsuelo continental.

El secretario siguió pintando de negro el escenario energético: Las pérdidas en refinación ya alcanzan 155 mil millones de pesos en nueve años, no hay producción de gas de lutitas (rocas gasíferas), faltan gasoductos, los poliductos están saturados y el transporte en vehículos es 13 veces más caro.

Además, dijo, en México la electricidad...

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