Esclavos de Franco y de la Iglesia

AutorAlejandro Gutiérrez

MADRID.- En el proceso abierto en Argentina contra la dictadura franquista sale a la luz uno de los pasajes más oscuros de ese periodo: El sometimiento de hasta 100 mil presos republicanos a trabajos forzados en obras de infraestructura -la mayoría de ellos a disposición de las constructoras consentidas del régimen, algunas de las cuales hoy cotizan en la bolsa de valores- y también como esclavos de la Iglesia católica, indisolublemente ligada a Francisco Franco.

El Valle de los Caídos -dedicado a "perpetuar la memoria de los caídos" en la "gloriosa cruzada" de Francisco Franco, según su decreto de creación- es el monumento simbólico de la dictadura y fue levantado con el "trabajo esclavo" de los republicanos derrotados.

Pero hay otra obra, de mayor calado, el Canal del Bajo Guadalquivir, en Sevilla -llamado el Canal de los Presos- que con el trabajo de 5 mil prisioneros convirtió más de 80 mil hectáreas en zonas de regadío, dice a Proceso Cecilio Gordillo.

Este dirigente del Grupo de Trabajo Recuperando la Memoria de la Historia Social de Andalucía, de la Confederación General de Trabajadores (CGT), ha pugnado durante más de una década para que el Estado español y algunas empresas reconozcan que perpetraron "una sistemática y gigantesca explotación" de los presos políticos.

La CGT se sumó a la querella interpuesta en Argentina mediante esta labor de in-vestigación e incluyó un cúmulo de trabajos académicos y artículos que sobre el tema se han presentado en congresos internacionales, dice Gordillo.

El historiador José Luis Gutiérrez Molina (cuya investigación se incluye en la querella) sostiene en su ensayo Franquismo y trabajo esclavo, una deuda pendiente, que "uno de los elementos que caracterizan al régimen de los vencedores en 1939 es el uso masivo y duradero del trabajo esclavo.

"Se convirtió en instrumento central de su política penitenciaria y, avanzados los años sesenta, casi 30 años después, continuaba practicándolo. No se trataba sólo de un recurso económico, sino también de una forma más, añadida a la eliminación físicay al inter-namiento, de la reeducación de los 'rojos'".

Señala en su texto: "Al franquismo no le bastaba "reducir a los derrotados a la condición de esclavos para su explotación económica, sino también necesitaba su humillación moral. Como afirmó el delegado a Andalucía de la Inspección de Campos de Concentración, tan importantes como los 'beneficios pecuniarios que iban a producir' los prisioneros era liberarles...

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