Erick Osornio. Las mieles del sacrificio

AutorRaúl Ochoa

Semana tras semana llegaba a su natal Querétaro los viernes por la noche para manejar el microbús de su padre, Rodolfo Osornio, quien le daba 300 pesos tras una larga jornada. Al día siguiente volvía a tomar el volante, y regresaba a la Ciudad de México el domingo en la noche para amanecer en el COM a punto de su primera sesión de entrenamientos matutinos.

Así fue durante varios años, en los que combinó los entrenamientos de su disciplina con su trabajo de chofer de transporte público como única forma posible de mantenerse vigente en el deporte de alto rendimiento, toda vez que su beca de la Conade resultaba insuficiente para cubrir sus necesidades básicas.

A todo eso se acostumbró el joven taekwon-doín con una familia integrada por cuatro hermanos, cuyo padre desembolsaba gastos extras en alimentos especiales y vitaminas para tres de sus hijos, que junto con Erick también habían decidido incursionar en el deporte de alto rendimiento.

"El dinero no alcanzaba", dice el papá de Rodolfo. Llegó el momento en que Erick se quedó sin alternativas. Entre el trajín semanal de los viajes constantes de la Ciudad de México a Querétaro empezó a dudar si acaso tenían sentido tantos sacrificios, de angustia: "¿Qué hago ya? Definitivamente ya no podemos. Por lo tanto, me retiro", le confió un día a sus padres y hermanos.

"Siempre hemos tratado de apoyar a nuestros hijos con poco o mucho. Tenemos dos microbuses de transporte público, pero con cuatro hijos el dinero se iba entre escuelas, uniformes, útiles escolares y alimentos para sobrevivir. Además, en ese tiempo eran tres atletas de alto rendimiento que requerían comidas especiales. Cuando el deportista está concentrado en el COM se le proporciona todo, pero cuando no es así tiene que cubrir sus gastos. Lamentablemente no nos alcanzaba", relata el padre.

Cuenta que, sin magias ni milagros, Erick -"quien nunca se da por vencido"- habló con sus abuelos y sus tíos, a quienes les planteó la apremiante situación, por lo que decidieron ayudarlo de acuerdo a sus posibilidades.

Erick, refiere Rodolfo Osornio, no depende de la economía para las metas que se fija. "Al final ve cómo le hace. A lo mejor en lugar de salir al cine y comer en un buen restaurante los miércoles en las tardes decide alimentarse en el COM. Eso habla mucho de él, de su tenacidad, después de tanto tiempo de esperar estos momentos. No cualquiera tiene esa paciencia, pues muchos competidores buenos avientan la toalla antes de tiempo".

Ahora...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR