El equipo de Trump: ricos, generales e insurrectos (Tercera parte)

AutorRafael Fernández De Castro M.

La cita precedente, muy conocida en el ambiente político estadunidense, hace referencia a las dificultades que tiene el Ejecutivo en turno para que la burocracia federal lo obedezca e instrumente sus promesas de campaña. El general victorioso de la Segunda Guerra Mundial, Dwight D. Eisenhower, acostumbrado literalmente a tronar los dedos para que sus órdenes fueran acatadas de inmediato, tuvo enormes problemas, como bien predijo su antecesor, para familiarizarse con la cultura de Washington y lograr que la burocracia federal ejecutara sus decisiones. Donald Trump, el presidente número 45, tendrá tantas o mayores dificultades que Eisenhower, presidente número 34, para instrumentar su agenda de gobierno. No se trata de gritar o de exigir, sino de "persuadir", insistía Richard Neustadt, uno de los grandes académicos estudiosos del Poder Ejecutivo.

No obstante que el sistema político mexicano formalmente es una copia del estadunidense, en la práctica Washington opera con tres grandes particularidades que son clave para la efectividad del Ejecutivo en turno. Primero, el presidente cuenta con dos instrumentos para gobernar -el gabinete y la Oficina Ejecutiva de la Casa Blanca-. Segundo, hay una amplia descentralización en la toma de decisiones, explicada en parte por la existencia de un servicio civil de carrera -una meritocracia- que no cambia de un gobierno a otro, finalmente, la existencia de la reelección -una para el Ejecutivo federal y los gobernadores e ilimitada en el Congreso- crea un juego político en el que los electores, no los partidos políticos, son los protagonistas.

A diferencia de los miembros del gabinete, los altos mandos de la Oficina Ejecutiva de la Casa Blanca, como el jefe de la Oficina (Chief of Staff), el consejero de Seguridad Nacional y el representante Comercial de Estados Unidos, entre otros, no tienen que ser ratificados por el Senado. Es decir, son nombrados directamente por el presidente para lidiar con el gabinete y asegurar que sus directivas sean puestas en práctica.

El gabinete en Estados Unidos tiene matices diferentes al mexicano. Por lo general los candidatos a la presidencia no emanan de allí, sino de los puestos de elección popular, ya sea el Congreso o las gubernaturas. El secretario de Estado, en jerarquía, es el número uno del gabinete. Esto se explica por la enorme responsabilidad que tiene el jefe de la diplomacia ante todos los intereses globales de su país. Le siguen el secretario de Tesoro, el secretario de Defensa y el procurador general de Justicia. Por tradición, los miembros del gabinete se convierten en guardianes de los intereses de sus propias secretarías y burocracias, de manera que se requiere de los buenos oficios de los titulares de la Oficina Ejecutiva de la Casa Blanca para reivindicar, en la agenda diaria de gobierno, los intereses del mandatario.

La...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR