Entregas "extraordinarias" y derechos humanos

AutorVíctor Emilio Corzo
Páginas32-33

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"Si quieres un interrogatorio en serio, mandas al prisionero a Jordania. Si quieres que sean torturados, los mandas a Siria. Si quieres que alguien desaparezca y nunca vuelva a ser visto, lo mandas a Egipto”, declaraba el ex agente de la CIA, Bob Baer, a la revista británica New Statesman.

De acuerdo con el reporte elaborado por Dick Marty para la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, “Estados Unidos ha tenido desde hace varios años la capacidad de capturar a objetivos individuales en el extranjero y transportarlos a diferentes partes del mundo”. Este programa que incluye la detención, entrega e interrogatorio de personas de “alto valor” ha permitido —según cifras de The Rendition Project— la captura de más de 130 individuos, los cuales han sido retenidos en una o más de la prisiones secretas que la CIA opera a nivel mundial.

En uno de sus informes, Open Society Justice Initiative indica que “se ha documentado que, por lo menos, 54 gobiernos extranjeros han participado en estas operaciones de diferentes formas: albergando en sus territorios a prisioneros de la CIA; deteniendo, interrogando, torturando y abusando de individuos; asistiendo en la captura y la transportación de detenidos; permitiendo el uso del espacio aéreo nacional y de sus aeropuertos para los viajes secretos en los que se transporta a los prisioneros; proveyendo información de inteligencia que ha permitido la detención y la entrega extraordinaria de individuos, e interrogando a aquellas personas que fueron tomadas bajo custodia por terceros Estados de forma secreta”.

Si bien el sistema jurídico estadounidense, a través de la doctrina Ker, ha abrazado históricamente la teoría male captus bene detentus, a través de la cual ha validado los secuestros transfronterizos so pretexto de llevar a los fugitivos ante las manos de la justicia, el programa de “entregas extraordinarias” toma un giro radical ante la retórica de la “guerra en contra del terrorismo”, ya que el mismo ya no busca llevar a los detenidos ante una corte, sino detenerlos indefinidamente y sacarles información de inteligencia —a través técnicas de interrogación extremas que rayan en la tortura— que permita inutilizar a otros supuestos terroristas.

Durante los últimos años, dicho programa ha recibido mucha atención a nivel mundial por las graves violaciones a los derechos humanos que conlleva su ejecución. Uno de los casos más emblemáticos y mejor...

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