El encuentro del futuro con el pretérito. Cambio climático y patrimonio cultural (Primera de dos partes)

AutorJorge Sánchez Cordero

Sin embargo, los vestigios de esta civilización precolombina están siendo afectados seriamente por el cambio climático (CC), toda vez que han estado siempre expuestos al fenómeno de oscilación austral del océano Pacífico conocido como El Niño, que incide en las variaciones de las precipitaciones pluviales, así como en las temperaturas de las regiones tropicales y subtropicales. Ahora, con el CC los habitantes de la costa norte de Perú se han visto particularmente damnificados por las inusitadas lluvias y el incremento de los mantos freáticos en la región. En cuanto sitio arqueológico, la humedad vulneró el basamento de sus edificaciones monumentales y multiplicó el crecimiento de vegetación, como los nenúfares, lo que obligó a la UNESCO a inscribirlo en su lista del patrimonio mundial en peligro.

Entre la comunidad científica internacional existe consenso en el sentido de que el CC será uno de los grandes desafíos en el siglo XXI y va a tener una presencia dominante en la agenda mundial. El CC obedece a múltiples causas; las más mencionadas lo atribuyen a la fluctuación de las precipitaciones pluviales, a cambios súbitos en los ciclos hidrológicos y al descongelamiento del permafrost.

Existe asimismo acuerdo en cuanto a que perturbaciones ambientales como la transformación del balance demográfico y de los arquetipos biológicos, e igualmente la propagación de conglomerados multiculturales en la geografía universal, generarán turbulencias sociales con serias repercusiones en los ecosistemas naturales y socioeconómicos.

En efecto, las alteraciones del entorno y las migraciones forzadas debidas a la desertificación, a la escasez de recursos y de agua para la sobrevivencia trastocarán indefectiblemente la interacción de las comunidades culturales con sus ámbitos.

El CC tiene ritmos diferenciados: los eventos climáticos extremos, por una parte, y por la otra aquellos que son lentos, insidiosos, pero continuos y generalmente correlacionados con la contaminación ambiental. A ellos habría que agregar la intervención antropogénica. Por lo mismo, la naturaleza de estos sucesos obligó a los científicos a realizar consideraciones disociadas en lo que atañe a los efectos físicos directamente causados por fenómenos climatológicos y a los que incidirán en las estructuras sociales y culturales y, por lo tanto, en la formación de identidades, en el conocimiento tradicional, en los rituales y en la memoria cultural, por sólo mencionar algunos.

Ante este escenario, el desasosiego por la salvaguarda del patrimonio cultural era predecible. Así, en lo que respecta a la custodia del patrimonio arqueológico, y más aún del no descubierto, se imponen desde ahora serias interrogantes, algunas de las cuales tienen que ver con el hecho de que una parte sustantiva de este patrimonio, al haberse edificado en zonas aledañas a las costas, estaría en alto riesgo ante la eventual elevación del nivel del mar.

Pero este patrimonio no se encuentra amenazado sólo por inundaciones, por desertificaciones y el incremento de los mantos freáticos. La desestabilización de los componentes estratigráficos del suelo por efecto del cloruro de sodio y el magnesio afecta la eflorescencia de la cerámica -las sales se disuelven y se recristalizan con los cambios extremos de temperatura y de humedad; fenómeno que altera los ciclos de cristalización y, por consiguiente, causa un mayor daño al patrimonio cultural material.

Además de los monumentos y ciudades históricas, este tipo de afectaciones es extensivo a los murales, al arte...

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