El emisario secreto de la paz

AutorRafael Croda

BOGOTÁ.- El primer problema que enfrenta un gobierno cuando quiere negociar la paz con un grupo guerrillero que opera en la clandestinidad es el de las comunicaciones. ¿Cómo hacer contacto con una organización al margen de la ley, que no tiene una oficina con secretarias ni un teléfono al cual llamar para sopesar las posibilidades de comenzar un diálogo?

Ese problema se lo resolvió al presidente Juan Manuel Santos un veterano economista que la gran mayoría de colombianos desconoce, pero cuyo rostro es muy familiar para los delegados del gobierno y de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que durante cuatro años negociaron un acuerdo de paz en La Habana, Cuba.

Su nombre es Henry Acosta Patino y su labor fue determinante para que el gobierno de Santos y los jefes de esa guerrilla hicieran contacto y comenzaran a hablar del fin de una guerra que se prolongó 52 años y dejó más de 220 mil muertos.

Acosta fue tan eficaz como emisario secreto entre Santos y la organización insurgente más antigua y poderosa de América Latina, que una vez concluidas sus gestiones como emisario continuó como facilitador del diálogo entre las partes, el cual había de concluir de manera exitosa el pasado 24 de noviembre con la firma de un acuerdo de paz que ya lleva siete semanas de implementación.

Tan involucrado estuvo Acosta en la génesis, el desarrollo y el desenlace del proceso de paz con las FARC, que, como pocos, conoció sus intimidades y a sus protagonistas.

En entrevista con Proceso, este economista y exfuncionario de las Naciones Unidas sostiene que el fin de la guerra con esa organización insurgente tuvo "dos grandes puntales": el presidente Juan Manuel Santos, por persistir en las negociaciones a pesar de que durante los cuatro años que se prolongaron enfrentó una férrea oposición atizada por su antecesor, Alvaro Uribe; y Alfonso Cano, quien fue el comandante en jefe de las FARC que tomó la decisión de buscar una salida negociada al conflicto.

"Si Cano no hubiera sido un convencido de buscar la paz, no se inicia esto", afirma Henry Acosta.

Según sus cuentas, este proceso arrancó el 12 de julio de 2010, cuando Santos era presidente electo de Colombia y Acosta le aseguró que las FARC estaban listas para comenzar una negociación.

El 29 de agosto, tres semanas después de asumir la Presidencia, Santos llamó al economista, lo citó en la Casa de Nariño, sede del Ejecutivo, y le dijo: "Cuénteme cómo es la cosa (de su relación con el alto mando de las FARC) porque estoy pensando en hacer la paz".

El 7 de septiembre, el mandatario habilitó a Acosta como su emisario personal al enviar con él un primer mensaje a la organización guerrillera en el que le proponía iniciar contactos con miras a un proceso de paz. Sus delegados para eventuales encuentros, señaló el jefe de Estado, serían su hermano Enrique Santos -ex director del diario El Tiempo y quien conocía personalmente a Alfonso Cano- y el excomisionado de Paz, Frank Pearl.

"Mensaje urgente"

En su labor como emisario, Henry Acosta, de 68 años, recorrió montañas e intrica-dos caminos en la selva. Lo hizo en su camioneta de doble tracción, a lomo de mu-la y caminando con tropas guerrilleras.

"Pasamos muchos riesgos, pero era lo que había que hacer", señala. Y habla en plural porque en esos trayectos para llevar y traer mensajes siempre lo acompañó su esposa Julieta.

Como...

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