Y sin embargo se mueve (el costo de la cancelación del NAICM)

La anécdota trasciende hasta nuestros días, no tanto porque Galilei haya tenido razón, sino por la destreza del científico que supo salvar el pellejo y al mismo tiempo la honra.

Fue una suerte para ese hombre que no existieran entonces las encuestas. Hay temas para los que el criterio de la mayoría empoderada no debe ser definitivo. Otros con menos suerte que Galilei han visto rodar su cabeza por defender causas justas en contra de la mayoría.

La evaluación rigurosa de las cuentas públicas es uno de esos asuntos donde la participación de los expertos es fundamental. Se trata de un tema complejo que requiere del análisis desapasionado sobre el uso que el gobierno hace del dinero que aportamos las personas contribuyentes.

La Auditoría Superior de la Federación (ASF) es, en México, el cuerpo profesional responsable de aplicar la técnica para revisar la gestión del erario.

Si la sociedad pierde confianza en su capacidad, se queda ciega a la hora de conocer lo que el gobierno hizo con los recursos comunes y, sin embargo, esto es justo lo que ha venido sucediendo en las últimas dos semanas.

El ataque se ha centrado en la auditoría del desempeño que esa dependencia realizó sobre los costos relativos a la cancelación del proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM).

Luego, con buen tino, la sospecha arrojada sobre esta auditoría concreta provocó una duda generalizada sobre el conjunto de las auditorías de la ASF.

El argumento va como sigue: si la evaluación practicada al aeropuerto fue realizada por personal inepto o, peor aun, por sujetos guiados por el dolo y la mala fe, ¿qué se puede esperar de otros proyectos, como la refinería de Dos Bocas o el Tren Maya?

Es por tanto indispensable despejar con templanza racional las dudas expuestas por el presidente Andrés Manuel López Obrador y su secretario de Hacienda, Arturo Herrera Gutiérrez, a propósito de los errores cometidos por la ASF respecto de los costos relacionados con la cancelación del NAICM.

Es cierto que la ASF reconoció, en un comunicado emitido el lunes 22 de febrero, que podía haber errores metodológicos en el informe referido; sin embargo, también lo es que esa respuesta apresurada derivó de una presión política de enormes proporciones.

Tal comunicación no puede ser tomada con seriedad, al menos hasta que quien supuestamente la firmó, el auditor especial del desempeño, Agustín Caso Raphael, ofrezca una explicación extensa y satisfactoria ante la...

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