Las élites, por integrar México con América del Norte

AutorJudith Amador Tello

Si como recuerdo de la invasión norteamericana de mediados del siglo XIX -en la cual México perdió casi medio territorio- persistía en la memoria colectiva el temor de una ocupación por parte del vecino país, en el contexto actual sería innecesaria e inútil.

Para el historiador Carlos San Juan Victoria desde hace treinta años nuestro país se ha integrado en un bloque con América del Norte, cuyo principal resultado es "que las decisiones fuertes, que afectan al conjunto de la nación, se toman en un entramado de acuerdos, intereses, presiones y juegos políticos" relacionados fundamentalmente con Estados Unidos.

Es una "integración de terciopelo", un orden "posnacional" que "no ha requerido de una intervención armada".

También economista, el profesor de la Dirección de Estudios Históricos (DEH) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), participó el pasado 30 de julio en el ciclo Trayectorias. Investigadores de la DEH, con la conferencia Más allá de la nación. La experiencia mexicana de tres décadas, en la cual abordó cómo desde la primera firma, en 1982, de la carta de intención por parte del gobierno de México al Fondo Monetario Internacional, se reorientó la política económica interna, el destino de sus excedentes petroleros y el pago de la deuda externa.

A partir de entonces, se lee en el texto de presentación, se creó una nueva integración política, económica y hasta militar, que culmina con las llamadas reformas estructurales:

Con ello la antigua joya de la Corona Española, vinculada a Europa y a la América Latina por cientos de años, concluye un giro iniciado en el siglo XX para insertarse en una América del Norte anglosajona.

En forma previa a su intervención el investigador habla con Proceso del tema:

"Es la historia de tres décadas, de cómo se va creando una experiencia en las relaciones de México y de Estados Unidos."

Explica que no se trata necesariamente de planes programados previamente, sino "muy contingentes", cambian constantemente y sin embargo mantienen una continuidad:

Siempre ha existido la noción geográfica de América del Norte pero ahora aparece una unidad territorial, política y geopolítica estratégica, donde se mueve la principal potencia del mundo que es Estados Unidos (ahora muy disputada por China). Y México se va integrando a la región, que comienza a ser nombrada como una especie de nueva gran casa donde cohabitan tres naciones, una de raíz hispá-nico-mesoamericana y las otras de raíces anglosajonas y francesas, pero con una disparidad muy profunda.

La nueva experiencia de integración, sigue, se da en tres grandes ramas: Por la vía económica, de la seguridad...

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