Elecciones ambivalentes

AutorOlga Pellicer

Persisten, sin embargo, interrogantes muy puntuales relativas al futuro de la vida económica y política del país que se vienen expresando en diversos círculos de académicos y miembros de organizaciones no gubernamentales. Semejantes preguntas corren el peligro de pasar a segundo término en la medida en que el debate nacional se centre sobre ganadores y perdedores de los comicios. De allí que sea conveniente retomarlas y colocarlas al centro de las reflexiones dirigidas a buscar un diagnóstico acertado que permita avanzar propuestas sobre lo que sería deseable realizar para evitar crisis políticas o económicas más severas.

La primera interrogante se refiere a la gobernabilidad que existe en amplias regiones del país, siendo Guerrero y Oaxaca los casos más visibles. Permitir que se instalen urnas y se ejerza el voto es una victoria, pero meramente coyun-tural y de poca monta. No se puede olvidar que fueron necesarias la presencia del Ejército y largas negociaciones con grupos de activistas radicales (CNTE) para que eso sucediera. En el proceso se advirtió gran capacidad de chantaje por parte de los activistas y una actitud excesivamente conciliatoria del gobierno, la cual lleva a preguntarse sobre lo que concedió e incluso la autoridad moral que retiene para conducir algo tan delicado como es la educación pública. La relación entre la Secretaría de Educación y la de Gobernación con los miembros de la CNTE no es un asunto zanjado. Existe, por lo tanto, justificada inquietud sobre los términos en que va a resolverse.

La segunda interrogante atañe al grado en que la opinión pública internacional ha recuperado la confianza en México. No se trata de algo trivial, porque dicha opinión es un factor que influye sobre las decisiones que tomen la inversión extranjera y el turismo para venir a México. A partir de la cobertura mediática internacional que tuvieron los comicios, ¿se ha recuperado la confianza en nuestro país? En sentido contrario a quienes los vieron como un triunfo del grupo en el poder, la mirada de la prensa internacional fue escépti-ca. Un rápido recorrido sobre los principales diarios como el New York Times,

El País o The Guardian revela que los reportajes siempre se refirieron a las situaciones de violencia que precedieron a la jornada electoral, al malestar por la corrupción y al descontento social que precipita el triunfo de los candidatos independientes.

El Bronco fue sin duda el personaje más mediático, aunque ello no significa...

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