"Einstein en la playa"

AutorEstela Leñero Franco

La partitura de esta ópera en cuatro actos, fiel a los principios del minimalismo, está construida a partir de un simple patrón, acordes o frases manifiestas que se repiten con ligeros y paulatinos cambios. Así, la duración del espectáculo rebasa las cuatro horas, no tiene intermedios y entre cada acto se incluye un interludio nombrado como un Kneeplay musical que podía utilizarse de descanso.

La propuesta de Robert Wilson, como director, diseñador escénico y de iluminación, es alejarse del naturalismo y transmitir al espectador la tensión que procuró en las 9 escenas. La tensión no se da de golpe sino a partir de un ritmo monótono con cambios poco perceptibles. La imagen avasalla, toca el corazón y nos dejamos sumir en un estado casi hipnótico que nos conduce sin usar el intelecto o la interpretación de cada imagen plástica. Sí hay chispazos que nos invitan a pensar en la revolución que Einstein implicó para el mundo: el descubrimiento de la energía atómica, la posibilidad de los viajes espaciales, ir del tren de vapor al autobús, entre muchas otras. Y es porque vemos de pronto un cohete pequeño atravesar lentamente toda la bocaescena del Palacio de Bellas Artes o una imagen total con pequeñas letras explicando la bomba atómica o a muchos hombres trazando, escribiendo y calculando.

También hay imágenes o sucesos emblemáticos relacionados con este gran científico: los miembros del coro se cepillan los dientes al unísono y rematan sacando la lengua, el violinista usa una peluca cana asemejando al maestro, y todos los actores y bailarines portan el pantalón, la camisa y los tirantes que caracterizaba a Albert Einstein. Visualmente los iconos de las matemáticas y la física están presentes: la teoría de la relatividad, los signos geométricos y el coro contando del uno al ocho o enunciando las notas musicales. Seguramente la totalidad de Einstein on the beach tiene una interpretación, una asociación o una metáfora, pero al presenciar el espectáculo nada más le queda al espectador quedarse quieto observando y dejando que, aún con el peso de la monotonía y el...

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