Ehrenberg se despide

AutorAnne Marie Mergier

PARÍS/BURDEOS, FRANCIA.- "¿La muerte? ¡Llevo años caminando con ella en el hombro!", se burla Felipe Ehrenberg. "¡Toreo a dos cánceres y no me rindo!" Se ríe al tiempo que prende un cigarro.

Estamos sentados en la terraza del café Bullier, cita de generaciones de estudiantes en Montparnasse. Es el 1 de abril. Un sol tímido celebra la incipiente primavera y Felipe se declara profundamente feliz.

Motivo: el homenaje que rinde el afamado Museo de Arte Contemporáneo de Burdeos a una de las grandes aventuras de su vida artística, la de la Editorial Beau Geste Press (BGP) que fundó en 1971 con su entonces esposa Martha He-Ilion en Clyst Hydon, una aldea del condado de Devon perdida en el suroeste de Inglaterra, a escasos kilómetros de la ciudad de Exeter.

Beau Geste Press fue una etapa capital en nuestra vida y en la de todos los artistas -varios de ellos hoy internacio-nalmente reconocidos- que colaboraron con nosotros a lo largo de casi tres años. Ulises Carrión, por ejemplo, publicó sus dos primeros libros, Tras la poesía y Argumentos, en la casa de Langford Court South en la que vivíamos. En realidad, ocupábamos el ala sur de una hermosa mansión del siglo XVI de arquitectura tradicional con fachada entramada y techo de paja. La renta era irrisoria, comparada con la de un piso en Londres. Fue lo que nos decidió a mudarnos a Devon con Yael y Mathias, nuestros dos hijos.

Activistas políticos, los Ehrenberg habían huido de la represión que siguió a la matanza de Tlatelolco y se habían autoe-xiliado en Gran Bretaña.

Durante su breve existencia, BGP publicó decenas de libros de poetas visuales, escritores neodadaístas, de artistas de la segunda generación del movimiento Flu-xus, músicos, compositores, cineastas, performers, sin hablar de los ocho ejemplares de la revista Schmuck y de los memorables catálogos de Fluxshoe.

Empezamos con nuestros propios trabajos -cuenta Ehrenberg-, pero muy pronto publicamos libros de artistas de todo el mundo. Eran tirajes de 200 a 500 ejemplares. Creamos una verdadera red de artistas internacionales con los cuales nos comunicábamos por correo postal. No teníamos computadoras ni internet, no existía wetransfer ni servicios de paquetería ultra-rápidos. Nos arreglamos con el correo postal y funcionó de maravilla. ¡Hicimos milagros!

Se endereza. Pide un vaso de agua. Sus dedos tatuados juegan con su cigarro apagado.

"Fuimos pioneros -reivindica con orgullo-. Disponíamos de muy pocos medios al principio: un mimeógrafo y esténciles, pero eso no nos impidió crear una editorial totalmente autónoma. No dependíamos de nadie. Nos liberamos del sistema. Asumimos solos todas las etapas de producción, desde la concepción editorial hasta la distribución de los libros. Conquistamos nuestra libertad y saboreamos el gusto de hacer de cada uno de nuestros libros una obra de arte en sí".

Mientras más fluyen los recuerdos más se anima Felipe Ehrenberg.

Pero a mi juicio nuestro mayor logro fue haber convencido a los artistas de pasar una temporada con nosotros para 'fabricar' sus propios libros. Llegaron de todas partes, de Gran Bretaña por supuesto, pero también de Islandia, Holanda, Japón... Se involucraron en cada etapa de la producción y también en todas las tareas cotidianas de la casa. Tanto a nivel humano como a nivel artístico e intelectual fue fantástico, efervescente, enriquecido. Inventamos antes de la fecha lo que hoy se conoce como residencia de artistas. Por supuesto sobraron tensiones y conñictos. Pero así es la vida.

Un momento de silencio. Un largo suspiro.

Nunca entenderé porqué Beau Geste Press sigue sin tener el...

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