El efecto etiquetante de los menores infractores

AutorFelipe A. Magdaleno Rangel
Páginas22-23
22 La esencia del derecho en la búsqueda de la virtud
Felipe A. Magdaleno Rangel.
En el tratamiento de los menores infrac tores, esta presen-
te el sistema de justicia penal con todas las repercusiones que
ello implica. Una de ellas es el efecto etiquetante. Este es quizá
uno de los aspectos mas difíciles de evitar.
Desde luego, sustentamos esta afirmación distanciándonos de
toda verdad que pretenda ubicar a los menores que han infrin-
gido una disposición penal, en un plano equidistante con las
infracciones cometidas por los adultos. La realidad nos mues-
tra que la reacción social en torno a ellos es similar. Al final de
cuentas está presente el Derecho penal. Incluso, el plano de-
seable es que los menores que han infringido la ley penal, go-
cen de las garantías mínimas que a los adultos corresponden.
Cuando un individuo es sometido a la intervención del siste-
ma de justicia p enal, invariablemente sucede un efecto eti-
quetante, como si se tratara de un sujeto desviado. Pero dicha
desviación, no es una calidad del acto que la persona realiza,
sino una consecuencia de la aplicación de reglas y sanciones
que otros atribuyen al ofensor. Es decir, no tiene una naturale-
za ontológica; es resultado de un proceso de reacción social.
Ahora bien, cuando el individuo ha sido etiquetado, sin duda
alguna se experimentan cambios importantes en su vida.
El efecto etiquetante de
los menores infractores
Puede estar convencido de algo, pero en la medida en que la
respuesta de los demás sea en sentido opues to a esa creen-
cia, puede llegar a modificar la percepción de si mismo.
Es posible que el menor, en principio no se identifique como
delincuente, pero en la medida en que la sociedad lo ubiqu e
en esa entidad, se propicia que el mismo se involucre en ella.
Esto ocasiona a su vez , una serie de cambios y reacciones en
la propia personalidad del menor, se puede ver involucrado
en un espiral complicado de tensión y violencia.
Así como los adultos, al estar en prisión los marca de mane-
ra singular en sus esquemas de vida, lo mismo sucede con
lo menores en cuanto a las consecuencias jurídico-penales
que a ellos se les imp one, o por el solo hecho de ingresar a
un instituto o centro de tratamiento, incluso, el efecto puede
ser mas agudo tomando en cuanta que a esa edad, la per-
sonalidad del individuo, está en un imp ortante proceso de
desarrollo. En contrapartida resulta una utopía pensar que
podemos desvincular al sistema de justicia penal frente a
comportamientos de los men ores que infringen la ley penal,
afectando bienes jurídicos importantes. Sobre todo, si consi-
deramos que la e xistencia de la justicia penal, debe también
tomar en cuenta, evitar la venganza privada.

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