Eduardo R. Huchim / 'Albazo'

AutorEduardo R. Huchim

Las recientes reformas al Estatuto de Gobierno del Distrito Federal, aprobadas con los votos del PRI, el PAN y tres diputados del PRD, merecían mejor suerte por el contenido virtuoso de la mayoría de ellas, pero fueron sometidas a un proceso legislativo de fast track que las encuadró en la pugna de los dos grupos predominantes en el PRD, partido gobernante en el Distrito Federal.

Se trata sin duda de lo que en la jerga legislativa se conoce como albazo, ocurrido mientras la mayoría de diputados y senadores del Frente Amplio Progresista ocupaban las tribunas de sus respectivas Cámaras y, por tanto, no participaban en las sesiones de éstas en sedes alternas, con lo cual las tales reformas pasaron sin problema en ambas instancias del Congreso. Es un caso singular porque el autor de la iniciativa fue un senador del FAP, concretamente de la corriente Nueva Izquierda del PRD, René Arce Islas, apoyado por sus homólogos María de los Ángeles Moreno Uriegas (PRI) y Federico Döring Casar (PAN).

Pese a tratarse de una aprobación poco ortodoxa, resulta excesivo calificar de traidores a quienes, siendo perredistas, votaron o simpatizan con dichas reformas, como también fue un exceso ignorar en la Cámara a la Comisión del Distrito Federal, presidida por un perredista, el diputado Gerardo Villanueva Albarrán, aun cuando fuera previsible que éste no recibiría con simpatía la minuta de las reformas enviada por el Senado. Ante un procedimiento tan heterodoxo, parece inevitable que, una vez más, la Suprema Corte de Justicia habrá de resolver el caso, pues los malquerientes de las reformas ya anuncian una acción de inconstitucionalidad.

Contra lo que suponen algunos actores políticos y muchos medios de comunicación, la "cláusula de gobernabilidad", esa anacrónica disposición nacida en el ancien régime, sigue vigente. Las polémicas modificaciones al Estatuto no la derogaron. No podían hacerlo porque esa disposición está contenida en la Constitución, en el artículo 122, Base Primera, fracción III: "Al partido político que obtenga por sí mismo el mayor número de constancias de mayoría y por lo menos el treinta por ciento de la votación en el Distrito Federal, le será asignado el número de Diputados de representación proporcional suficiente para alcanzar la mayoría absoluta de la Asamblea".

La confusión se deriva de una de las reformas al Estatuto, la cual limita a 40 el número máximo de diputados a la ALDF que un solo partido puede tener bajo los dos principios...

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