Eduardo Caccia / ¿'Cowboy' sin pistola?

AutorEduardo Caccia

El año termina con una cruel paradoja, la economía más poderosa del planeta tiene el índice más alto de muertes por arma de fuego, entre las naciones desarrolladas. De cafeterías a centros comerciales, de templos a universidades, peor aún, a escuelas primarias, las ejecuciones masivas, ocho durante 2012, han dejado en evidencia lo que estudios serios (Harvard, UCLA) demuestran: donde hay más disponibilidad de armas, hay más homicidios. Hay quien afirma que en Estados Unidos más de un millón de personas han muerto por arma de fuego en los últimos 40 años.

El potencial control de armas en el vecino del norte tiene serios obstáculos, económicos y políticos, pero sobre todo culturales. Toda sociedad está marcada por arquetipos, comportamientos enquistados de raíz, que se heredan consciente e inconscientemente a las nuevas generaciones, estableciendo un patrón que da forma y cohesión al tejido social. Uno de los grandes y más influyentes arquetipos estadounidenses es el cowboy, hombre bravo que conquista o defiende territorios, elimina enemigos, acompañado de su caballo, pero sobre todo de su rifle.

Las armas y el poder que éstas dan son sellos (improntas) de la cultura en Estados Unidos. Esto ha quedado de manifiesto en sus íconos culturales más representativos, como la segunda enmienda que establece "el derecho de la gente a poseer y portar armas no será violado". Así como los mexicanos somos hipersensibles al tema de la soberanía y el petróleo, ellos, los estadounidenses, lo son a su Constitución y a su "private property". (Aquí reside el mismo obstáculo que enfrenta una reforma migratoria, ¿cómo perdonar al que invadió el territorio? Hay temas casi sagrados que se defienden con un celo que no admite debate).

Cuando vivía en California realicé un experimento muy significativo que demuestra cómo los arquetipos condicionan el comportamiento. Para explicarlo les pido que traigan a su mente la famosa foto de la Segunda Guerra Mundial donde soldados estadounidenses levantan, triunfantes, su bandera en Iwo Jima. Ahora acompáñenme a un partido de futbol de adolescentes. Unos padres de familia del equipo de mi hijo están por clavar la bandera del equipo en el pasto. Yo traigo mi cámara y les grito "pónganse como los soldados". Ocurre lo esperado: se suman más papás y mamás y posan como la foto de Iwo Jima. Uso las dos fotos en mis conferencias y la gente no puede más que constatar el enorme parecido. Yo no dije "como los soldados de Iwo Jima", no...

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