Economía: carácter científico y paradigmas en competencia

AutorJosé C. Valenzuela Feijóo
CargoEconomista chileno de filiación marxista, miembro del Consejo Directivo de El Trimestre Económico
Páginas615-669
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EL TRIMESTRE ECONÓMICO, vol. XC (3), núm. 359, julio-septiembre de 2023, pp. 615-669
* Este artículo se integra con los dos últimos capítulos del libro La economía ¿es una ciencia? Neoclásicos
y marxistas sobre el método, de próxima publicación. Una primera versión de la parte inicial del ensayo se
publicó en Economía Informa, en 2013.
** José C. Valenzuela Feijóo (1940-2023), reconocido economista chileno de liación marxista, adscrito
al Departamento de Economía de la Universidad Autónoma Metropolitana, Iztapalapa, y miembro del
Consejo Directivo de El Trimestre Económico.
doi: 10.20430/ete.v90i359.2024
Economía: carácter cientíco
y paradigmas en competencia*
Economics: Scientic character
and competing paradigms
José C. Valenzuela Feijóo**
ABSTRACT
Based on the foundations that characterize fully constituted sciences, the article
questions the scientic status of economics and discusses why various paradigms
coexist within it, whose theoretical and methodological foundations conict. The
rst part reviews the cycles of the predominant theoretical currents and analyzes
the scientic rigor of the main paradigms; in particular, it examines the inconsisten-
cies and ambiguities of the neoclassical paradigm, which, despite being currently
assumed to be dominant, is far from satisfying the basic demands of scientic work.
In the second part, the conuence of the different theoretical bodies is discussed,
and the class, political, and ideological component of each one is contrasted. To
meet the demands imposed by the advancement of economics as a scientic disci-
pline, it must be assumed that economic theories are not politically neutral; that,
beyond the preaching of pseudo-neutrality that usually masks apologetic desires,
it is necessary to recognize the close relationship that exists between class interests,
objectivity, and scientic work.
Keywords: Economic theory; Keynesianism; Marxism; neoclassicism; economics as
a science; economic paradigms. JEL codes: A12, B2, B41, B5, P51.
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RESUMEN
A partir de los fundamentos que caracterizan a las ciencias plenamente constituidas,
el artículo cuestiona el estatuto cientíco de la economía y discute por qué coexisten
en su interior diversos paradigmas, cuyos fundamentos teóricos y metodológicos
se contraponen. La primera parte revisa los ciclos de las corrientes teóricas pre-
dominantes y analiza el rigor cientíco de los principales paradigmas; en particular,
examina las inconsistencias y las ambigüedades del paradigma neoclásico, que, a
pesar de asumirse actualmente como dominante, está lejos de satisfacer las exigen-
cias básicas del quehacer cientíco. En la segunda parte, se debate la conuencia
de los distintos cuerpos teóricos, y se contrasta el componente clasista, político e
ideológico de cada uno. A n de cubrir las exigencias que impone el avance de la
economía como disciplina cientíca, debe asumirse que las teorías económicas no
son políticamente neutrales; que, más allá de las prédicas de pseudoneutralidad que
suelen enmascarar afanes apologéticos, es preciso reconocer la estrecha relación
que existe entre los intereses clasistas, la objetividad y el trabajo cientíco.
Palabras clave: teoría económica; keynesianismo; marxismo; neoclasicismo; econo-
mía como ciencia; paradigmas económicos. Clasicación JEL: A12, B2, B41, B5,
P51.
No hay nada de subjetivo en
trabajar con juicios de valor ex-
plícitos, y es deshonesto tratar de
ocultarlos.
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I. LA ECONOMÍ A: ¿CIENCIA O ALG O PARECIDO
A LA CIENCIA?
1. El problema
Pensemos en la siguiente situación: en una escuela universitaria de física, en
los cursos de física teórica, llega un profesor que en vez de enseñar las teorías
de Newton y de Einstein, desempolva algunos viejos textos griegos y se de-
VALENZUELA, Economía: carácter cientíco y paradigmas en competencia 617
dica a enseñar con gran convicción la física de Aristóteles. Al no tratarse de un
curso sobre historia de las teorías físicas, la segura y unánime reacción de
la comunidad académica sería de estupor primero y de abierto rechazo
después. La razón de tal reacción sería muy clara: no podemos enseñar
errores, falacias, falsedades. Detrás de esto, a su vez, podemos visualizar una
realidad propia de las ciencias plenamente constituidas: la existencia de cri-
terios y normas de vericación de hipótesis que permiten sostener con total
certeza que tal o cual hipótesis se ha demostrado como falsa.
¿Podemos operar en teoría económica con la misma seguridad? Parece
claro que no. En nuestra disciplina abundan las “físicas aristotélicas”, pero
no hay ningún acuerdo sobre cuál es su contenido. Para algunos, es el mo-
delo de Walras; para otros, el de Marx. ¿Por qué se da esta situación?
Yendo derecho al grano: ¿cuál es el efectivo estatuto de nuestra disciplina?
¿Es una ciencia o algo que sólo parece una ciencia y que en el fondo no lo
es? ¿Tal vez una semiciencia? Por cierto, la respuesta a la pregunta de qué debe
estudiar un economista no es independiente de las respuestas que se den a
preguntas como las que acabamos de plantear. Aunque el espacio disponible
no sea muy holgado, trataremos de abordar algunas mínimas y elementales
reexiones sobre el tema. Primero, haremos referencia a tres aspectos que
ponen en duda el estatuto cientíco de la disciplina: 1) los ciclos de domina-
ción teórica; 2) la coexistencia de múltiples escuelas o corrientes; 3) la ambi-
güedad del corpus teórico neoclásico. Luego, nos preguntaremos por las
causas de una cienticidad tan escasa, a n de arribar después a algunas pri-
meras y muy preliminares conclusiones.
2. Ciclos hegemónicos
Permítasenos recordar un viejo texto de Alvin Hansen, probablemente
escrito hacia 1947. En él podemos leer juicios como los siguientes: “la teoría
keynesiana general de la determinación de la renta […] hace que el análisis
basado en el estudio MV parezca como un curioso armatoste superviviente
de los tiempos de Maricastaña” (Hansen, 1995: 170). En el mismo texto se
presenta la evolución de la recepción del ideario de Keynes como sigue:
Primera fase: ¡Qué absurdo! ¿Es posible que alguna persona sensata crea esas
cosas?
Segunda fase: Esas ideas son peligrosas; deberían prohibirse.

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