Ebrard, la polémica crítica

AutorErnesto Villanueva

Primero. Conozco a Miguel Badillo, desde hace mucho tiempo atrás. Le tengo un gran respeto profesional y lo considero un sólido reportero de investigación, quizá uno de los mejores con los que cuenta el país. Así también sé de su compromiso con la superación académica y profesional de su equipo de trabajo, que es una práctica tan excepcional como loable. En esta ocasión, empero, me sorprende su trabajo periodístico que se aparta, desde mi punto de vista, del quehacer que suele hacer.

Aclaro que no conozco a Marcelo Ebrard. No he cruzado jamás una palabra con él, pero tengo una opinión positiva porque se ha rodeado de personas con grandes luces. Tal es el caso de Martha Delgado, con quien he coincidido años atrás en algunas causas, como el de la promoción de la transparencia hace ya dos décadas. Martha era -lo sigue siendo- una persona de trabajo, inteligente y comprometida con el interés público. Vamos, lo he dicho ya en otras oportunidades, ha contribuido recientemente con el país en la gestión y obtención de vacunas contra el covid-19 en una situación especialmente compleja. Y México está en deuda con esta brillante mujer que tradujo en acto el derecho a la vida y a la salud, lo que no es poca cosa. Es por esta razón donde tiene sentido la vieja conseja de dime con quien andas y te diré quién eres.

Dejo en claro también que no he recibido nada de Martha ni tengo relación alguna que pudiera, por ello mismo, haber algún tipo de conflicto de interés. Eso sí, soy un beneficiario más, como millones de mexicanos, de su trabajo en la Cancillería. De ahí que sea enten-dible que tenga una grata impresión de Ebrard.

Segundo. Las prendas periodísticas de Miguel Badillo son inversamente proporcionales a su sapiencia jurídica, tarea en la que incursiona como abogado penalista. Es por ello que, al formular su análisis de la averiguación previa -ahora denominada carpeta de investigación-por la presumible comisión de delitos por parte de Marcelo Ebrard que abrió y desarrolló la entonces Procuraduría General de la República (PGR) en el sexenio pasado, haya errores de los alcances y el sentido de un ejercicio de tal naturaleza.

De entrada, si bien es verdad que todos los actos de autoridad pueden ser objeto de escrutinio y de crítica, también lo es que tratándose de una reflexión de amplia difusión pública sería agradecible que se hiciera con elementos de juicio propios de la disciplina objeto de estudio. En el análisis que se lleva a...

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