Durango, otro estado en sangrienta disputa

AutorPatricia Dávila, Luis Lozano

Durango, DGO.- El hallazgo de 102 cadáveres en dos fosas clandestinas en esta ciudad evidenció lo virulento de las pugnas entre dos células del cártel de Sinaloa, el grupo criminal que encabeza Joaquín Guzmán Loera.

Esa rivalidad se manifestó con narcomantas colgadas en diversos puntos de la localidad por Los Ms, “dueños” de la plaza y todavía al servicio de los sinaloenses, y Los Cabrera, apoyados también por los dirigentes del cártel del Pacífico y que intentan controlarla para limpiar la zona de secuestros y extorsiones.

Información proporcionada por Los Ms a la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO) indica que ese grupo criminal es responsable de más de un centenar de secuestros o levantones en la capital estatal en años recientes.

La Procuraduría General de la República y la Secretaría de Seguridad Pública federal se han abstenido de hablar sobre la atracción de la investigación de las narcofosas, mientras el fiscal general de Durango, Ramiro Ortiz Aguirre, se lavó las manos el miércoles 27 de abril: “No se exime a la fiscalía de su responsabilidad; (pero) se carece del sustento de la investigación y quienes cuentan con todos los datos son los federales, por lo que ellos deben dar seguimiento a la misma”.

Mientras tanto, durante la semana anterior los tiroteos en diferentes puntos de esta ciudad se repitieron con frecuencia. El último fue un enfrentamiento la tarde del jueves 28 en el que murieron cuatro personas, entre ellos un policía estatal y un agente de la Dirección de Investigación del Delito (DID) de la Fiscalía General.

La situación en Durango se ha descompuesto tanto que en la última semana de abril llegaron a esta ciudad agentes de la DEA y un equipo del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (los gafes), de acuerdo con fuentes que pidieron el anonimato.

Aún más, el gobernador de Durango, Jorge Herrera Caldera, se entrevistó con los secretarios federales de Defensa y de Seguridad Pública, general Enrique Galván Galván y Genaro García Luna, quienes se comprometieron a aumentar el número de sus efectivos para controlar la violencia.

El 18 de febrero pasado, Herrera reconoció en entrevista con este semanario que la lucha entre los grupos del crimen organizado recrudeció el clima de inseguridad en varios municipios del estado, con excepción –hasta ese momento– de la capital, que junto con otras localidades del Triángulo Dorado del Narcotráfico se mantenía en calma gracias al cerco tendido por el cártel de Sinaloa para impedir el avance de Los Zetas (Proceso 1791).

Esa tranquilidad resultó efímera.

El 1 de marzo, afuera de la taquilla de la plaza de toros Alejandra encontraron los cuerpos de Sergio Montes Olivas y Jesús Alberto García Calderón, agentes de la Fiscalía General, torturados y asfixiados. Sus rostros quedaron desfigurados. Junto a sus cuerpos, sus verdugos colgaron una lona con un mensaje:

“Capitán Ríos, miembro del grupo de Inteligencia de la X Zona Militar aproveche el dinero que le dio Felipe Cabrera para que nos chingue, a ver cuanta (sic) tarda en gastarlo?… Aquí les dejamos a sus halcones… Este es el comienzo. La traición se paga con la muerte primos. Atte: GN. Ms.”

Por la noche un enfrentamiento se extendió por varias colonias del norte de la ciudad. El saldo fue de dos sicarios muertos y uno...

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