Domar la condición humana

AutorJavier Sicilia

Giorgio Agamben, de quien ya me he ocupado en estas páginas, encontró en Auschwitz la expresión más extrema del intento del Estado por domar la condición humana. Contra lo que ha sido la creencia común -Auschwitz como una organización técnica al servicio de la muerte-, Agamben descubre en la existencia del "musulmán" la verdadera función de Auschwitz. El "musulmán" (quizá el epíteto provenga de la asociación que el Occidente hace de la tradición islámica con el fatalismo) era un hombre que a fuerza de ser sometido a controles inhumanos perdía la voluntad de la sobrevivencia para convertirse en un esclavo perfecto, en un ser humano vacío de dignidad.

Todo Estado, dice Agamben, busca de una u otra forma generar ese tipo de seres. Es la razón de su existencia: domar y excluir. En medio de las regulaciones de la vida civil, los Estados producen cada vez más franjas de "musulmanes" -indocumentados, migrantes, miserables sin derechos- devoradas por la miseria y el miedo.

Desde hace dos sexenios, el Estado mexicano ha ido gestando una nueva manera de producirlos: el crimen organizado. Lo que en Auschwitz y los Estados totalitarios se producía mediante un sistema burocrático de Estado, en México se produce por un aparato que dice estar al margen de él. A fuerza de inseguridad, de violencia incontrolable, de desapariciones, de asesinatos masivos o selectivos, de extorsiones e impunidad, el Estado mexicano ha buscado producir ciudadanos indiferentes, seres prescindibles que están allí al servicio de cualquier tipo de empresa. A pesar de la lucha de las víctimas que en 2011 encontraron de nuevo su dignidad y redescubrieron la sobrevivencia, el Estado, a fuerza de ocultarlas y de diferir la justicia y la seguridad que reclaman, intenta volver a convertirlas en las franjas humanas que, como antes de 2011, deambulaban por los pasillos de las instituciones judiciales como perros.

En este sentido habría que entender la frase que Enrique Peña Nieto pronunció el 26 de junio con motivo de la instalación del Consejo del Sistema de Transparencia que pone en marcha la ley anticorrupción: "Lo que estamos haciendo es domar auténticamente la condición humana, llevarla por nuevos caminos, parámetros, límites y controles".

Reduciendo la condición humana a la corrupción de la que las instituciones del Estado son parte fundamental, el presidente, y con él las partidocracias, develaron lo que no han dejado de hacer desde hace tiempo: domesticar la totalidad de la...

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