Doisneau logró fijar el aliento de la vida

AutorRafael Vargas

Es tan vasta y tan variada la obra realizada por Robert Doisneau a lo largo de 64 años de actividad profesional, que bien cabe suponer que toda persona que en las últimas seis décadas ha sentido algún interés por el arte fotográfico habrá visto por lo menos una o dos imágenes captadas por su cámara, incluso sin saberlo.

Hay una en particular que pertenece al imaginario colectivo de la misma manera que la portada del disco más célebre de los Beatles: el Sargento Pimienta. Es la famosísima escena "El beso del Hotel de Ville", captada el 9 de abril de 1950 desde la terraza del desaparecido café Villars, en la rué de Rivoli.

La imagen muestra a dos jóvenes en medio de un conjunto de autos y transeúntes que marchan a toda prisa. Ellos, con los ojos cerrados, parecen detener la Tierra y trasladarse a otro espacio y otro tiempo mediante un beso que, para el mundo de la posguerra, y específicamente, para la convaleciente y empobrecida Francia de la época, representaba un signo de esperanza y confianza en el futuro. La fotografía que hizo soñar a millones con la magia del amor tenía también un alto simbolismo político: anunciaba la reconstrucción y la reconciliación.

Durante mucho tiempo se pensó que Doisneau había tenido un golpe de suerte y de genio al fijar esa estampa de la primavera parisina que habría de publicarse en la edición de la revista Life del 12 de junio de 1950, en el marco de un reportaje (con siete fotografías más) sobre el desenfado con que los parisinos se besaban a cualquier hora y en cualquier parte. Pero en 1983 Doisneau fue demandado por Jean-Louis y Denise Lavergne, quienes aseguraban ser la pareja en la fotografía, y exigían una reparación económica por haber sido fotografiados sin su consentimiento. Doisneau confesó entonces que la fotografía había sido escenificada, pero no con los demandantes, sino con dos estudiantes de teatro, Francoi-se Bornet y su novio, Jacques Carteaud, a quienes había contactado días antes. Doisneau los fotografió varias veces en diversos escenarios hasta que "sintió" que había dado con la toma correcta.

La confesión dio lugar a una encendida polémica acerca del valor documental de la fotografía -o debería decirse: forma parte de esa interminable polémica-. Al final, la corte decidió a favor del fotógrafo.

(En una entrevista hecha en 1992, Doisneau le dijo al reportero: "Jamás me habría atrevido a fotografiar a nadie en una situación así. Enamorados que se besan en la calle: esas parejas rara vez...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR